«Los exámenes no me gustan nada, pero hago todos los que ponen»
Encarnación González Gutiérrez, de 87 años, y Rosa García González, de 73, son tía y sobrina. Este año no comparten aula, pero acuden con la misma ilusión al Faustina Álvarez. Cada una por distinto motivo. «Yo vengo a adquirir cultura. Después de jubilarme no me iba a quedar entre cuatro paredes y aquí vengo relajada, a disfrutar aprendiendo», explica Encarnación, que desde que pisó por primera vez el centro han pasado 23 años y ha jubilado más de una docena de profesores. Su sobrina Rosa lleva 16 años jubilada de la Gerencia de Servicios Sociales y hace «cinco o seis años» que coincide con Encarnación en el Faustina Álvarez. «Hay días que te da pereza, pero es una fuerza la que te obliga a venir y a salir de casa», explica tras incidir en que también a la Universidad de la Experiencia, pero que si un día le coinciden ambas actividades, se quedan con las clase en su centro del Barrio Húmedo. Cuando acaban, suelen ir a tomar un café o a charlar con sus compañeras y así pasan la mañana.
Encarnación está ahora volcada con las Ciencias Naturales. Su último examen fue sobre la reproducción de las plantas. «Parece mentira, toda la vida entre animales y plantas y no se me queda», dice con energía para recordar que nació en Poladura de la Tercia, en el municipio de Villamanín, y que ese examen no le salió tan bien como le hubiese gustado. Rosa concreta que a muchos «los exámenes y los deberes» les echan para atrás y la directora del centro, Maribel Rodríguez de la Red, concreta que los profesores, en estas competencias a las que los alumnos acuden de forma voluntaria dentro de las enseñanzas no formales, ofrecen la posibilidad no presentarse a los exámenes, algo que no va con Encarnación. «Para mí el último examen no estuvo bien, no me gustan nada, pero hago todos los que me ponen, aunque me pongo muy nerviosa». A esta joven de 87 años, que ha sido delegada de clase dos veces, tampoco hay idioma que se le resista: «Fui a clases de ordenador y el inglés se me hacía difícil, pero si hubiera seguido ahora lo tenía dominado, pero me costaba mucho».
Cada una va a sus clases, si hace falta apoyo, tanto en lo personal como en lo académico, se lo prestan. Rosa está ahora inmersa en la Competencia Artística, Social, Cultural y Ciudadana. «Este año aún no he tenido exámenes, pero el año pasado sí», concreta para precisar que sí tienen deberes pero pese a ese detalle «el colegio da vida» y eso es lo que más valoran ambas.