La madreña alza el orgullo de León
El paseo se entretuvo en el formato de calecho promovido por sus organizadores
El tercer sábado de diciembre queda instaurado como fecha ineludible para el León en madreñas. El aval lo firmaron ayer más de 400 leoneses, montañeses, parameses, riberanos, que tomaron el eje que va desde el pie al que cayó el puñal de Guzmán el Bueno hasta la plaza de la Catedral, Ordoño II y Ancha mediante, para hacer una reivindicación cultural de la seña de identidad que ha ahormado el pueblo leonés durante siglos para enfrentarse al medio.
El paseo se entretuvo en el formato de calecho promovido por sus organizadores, Octavio Álvarez, Elías Valcárcel y Efrén García, con altos para bailar la jota a cada paso, historias que contar en cada grupo y el cierre en la sobremesa de la cena final del restaurante Luna. La iniciativa, que el pasado año tuvo un primer paso con apenas una treintena de participantes, se desbordó en esta ocasión con el concurso de acordeones y dulzainas, grupos de bailes regionales y paisanos ataviados con indumentaria tradicional, mayores y guajes que, de manera espontánea, devolvieron a las principales calles de la ciudad la esencia que aun pervive en sus raíces. «El orgullo de ser de pueblo y calzar madreñas», como presumían las riañesas Eva Valbuena y su hija Clara.
En confraternización, con la carraca cepedana de Nicanor Blanco Omaña como apertura, el braille de las galochas extendió el mensaje por el centro de León: esa voz alzada que se subió a las madreñas para reclamar el valor de las tradiciones.