Gonzalo González Cayón: «La voz hoy transformada en llamada a la paz: San Isidoro, ruega por nos»
«Pediría que repitieran con nosotros nuestra voz de aliento durante la Reconquista, y hoy transformada en una auténtica llamada a la paz. ¡San Isidoro, ruega por nos!». Con estas palabras el abad de la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, Gonzalo González Cayón, concluyó su discurso de agradecimiento al recibir el Premio Diario de León al Desarrollo Social y los Valores Humanos, en su XVIII edición.
González Cayón repitió los versos del himno escrito por el abad Antonio Viñayo y musicados por el teniente coronel Bujan, que han glosado la tarea de los «caballeros leones indomables», a través de «caminos de paz, de ciencia y de fe». Recordó también que la imperial orden no sólo está formada por caballeros cofrades, sino desde 1331 también por damas cofrades. Un signo de apertura para una institución que tuvo también especial protagonismo en las Cortes que convirtieron a León en Cuna del Parlamentarismo; y que «ha impulsado enormemente las obras sociales». Con una vocación que mantiene hasta nuestros días. Recién terminados los actos que celebraron el 875 aniversario de su fundación, en la actualidad la obra social que potencia, «dentro de nuestras posibilidades» y como «esencia de su actividad en la actualidad, la obra social y caritativa». Con el apoyo a la Asociación Leonesa de la Caridad, a las Madres Concepcionistas por su voto inmaculista desde 1663 y con la Fundación Hombres Nuevos, en Bolivia, promovida por el obispo Nicolás Castellanos.
El abad destacó la gratitud que los miembros de la cofradía del popularmente conocido como Pendón de Baeza por «esta enorme distinción que nos concede Diario de León, entendemos que fundamentado en los 877 años que cumpliremos dentro del presente, llenos de compromisos sociales y humanitarios desde nuestra fundación en la ciudad de Baeza, después de ser tomada a los árabes el 25 de julio de 1147 por el emperador Alfonso VII».
Actualmente conforman la imperial orden alrededor de doscientos caballeros y damas cofrades, «de varias nacionalidades, dispersos por España y por el mundo, con un cabildo y un abad al frente como órgano de gobierno. Y que cuenta con la dirección espiritual del consiliario, Luis García, abad de San Isidoro y vicario general de la Diócesis». En septiembre la cofradía recibió la bendición del Papa Francisco para todos sus miembros en una audiencia en Roma.
González Cayón recordó en su discurso que Alfonso VII fue el único emperador coronado en España, y que San Isidoro se le apareció para que mantuviera su fe en la victoria. «Después, según el cronista Lucas de Tuy, reunió a los obispos, los nobles y los caballeros para instituir esta confradería, bajo el auténtico espíritu cristiano».
Fue entonces, según relatan las crónicas, cuando el emperador mandó bordar a las mujeres del séquito real el que después se denominaría «milagroso, glorioso e invicto estandarte, por ser requerido para entrar victorioso en diversas ciudades y villas durante los largos siete siglos de la Reconquista medieval».
González Cayón destacó la participación en las tomas de Almería (1147), Antequera (1410) y Granada en 1492. «También fue requerido por Carlos I para abanderar los tercios de Flandes, en el siglo XVI. Y presidió, como enseña histórica más antigua, el desfile de la Victoria en 1939, junto al pendón de las Navas de Tolosa, el pendíon de Fernando III y la Senyera valenciana de Jaime I.
El abad siguió recorriendo la historia de esta «orden», que «siempre amparado por los estamentos fundacionales iniciales, la casa real e imperial, la Iglesia, la nobleza y el ejército, siguió su devenir principalmente en el territorio del Reino de León, fomentando la hermandad y la ayuda entre los habitantes; y después con los repobladores de los territorios hacia el sur. Hasta llegar a tener dos hospitales, que se perdieron con la desamortización de Mendizábal, como todos los bienes patrimoniales reunidos hasta entonces».
Gonzalo González Cayón recordó que fue también «un día importante para los isidorianos, pues celebramos la festividad de nuestro apreciado Santo Martino, que vivió durante los siglos XII y XIII. Y prestó especial atención en «la participación importante de nuestros caballeros en las primeras Cortes de 1188, convocadas por Alfonso IX, que han dado pie a la Unesco para declarar a León como Cuna del Parlamentarismo».
Y también en otros muchos hechos históricos, «relatados en multitud de pergaminos, legajos e incunables, que han conformado la historia del antiguo Reino de León como base fundamental del hoy Reino de España».
Nómina de miembros
El abad de la cofradía hizo repaso a algunos de sus miembros más destacados. «El emperador y todos los reyes, hasta nuestros días, como abades de honor, por ser desde la fundación hereditario por sangre, tremolando el pendón cuando visitaban León».
También todos los abades de la Colegiata Isidoriana desde 1148, como «jueces conservadores perpetuos; así como miembros de las más rancias familias de la nobleza leonesa y luego española. Los Guzmanes, Quiñones, Lunas, Montevirgen, Villafañe, Astorga, Rebolledo, Lorenzana, Osorio, Inicio, Cabeza de Vaca,...».
Destacó «especialmente en aquella época a nuestro Guzmán el Bueno, enterrado en Santiponce, en el mismo lugar donde estuvieron las reliquias de San Isidoro hasta su traslado a León en el año 1063. De los últimos tiempos tuvo un recuerdo para José Ibáñez Martín, abad de la cofradía a mediados del siglo XX, y que fue el ministro que creó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC); y «amplió el ingreso de cofrades a la nobleza del conocimiento, amaparados en la figura y la obra de San Isidoro, el más sabio de los santos y el más santo de los sabios».
Tuvo finalmente un recuerdo sentido para Eduardo de Paz, el caballero cofrade más antiguo, que está enfermo.