Otros 500.000 € y más retraso en otra chapuza de la urbanización de Feve
El sector no se abrirá hasta fin de año porque los centros eléctricos no caben en las parcelas
La obra del sector de la estación de Feve nunca defrauda. Cuando el avance de las máquinas aventuraba el final de la urbanización para esta primavera, 13 años después de que saliera el último de los trenes de la terminal, un nuevo problema traba la entrega. Los 10.000 metros cuadrados de suelo, en pleno centro de la ciudad, continuarán cerrados porque los centros de transformación eléctrica no caben en las parcelas reservadas. No se trata de un chiste, sino de una chapuza más del proyecto redactado por Ineco, la ingeniería del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y visado por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que hace que por el momento se quede sin suministro para el alumbrado público y los semáforo.
El fallo obliga a tener que acometer un segundo modificado del proyecto, que se adjudicó en 2.809.796,44 euros a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada Dragados y Tecsa. Pero esta factura, que quedaba por debajo de los 3.060.000 euros del tipo de licitación máximo planteado por Adif en el concurso, al que se presentaron 24 ofertas, se ha desbordado ya con creces hasta rozar el millón de euros. Sólo en esta nueva variación, que afecta a los centros de transformación eléctrica con los que abastecer a la urbanización, se engordará con otro medio millón de euros, de acuerdo a las estimaciones iniciales, y hará que la entrega se vaya hasta final de año, si hay suerte.
Antes hubo otro modificado que todavía no se ha firmado. A poco de comenzar las obras, en julio de 2022, la aparición de unos restos arqueológicos provocó que se paralizaran los trabajos. La alerta, que llegó a plantear que se trataba de vestigios del antiguo acueducto con el que se abastecía el campamento romano, quedó en nada. Al final, los arqueólogos certificaron que los muros, aparecidos bajo los cimientos de la casa de los guardas que se tiró en diciembre de 2014, eran de «cronología posiblemente medieval o moderna» y podían «tener que ver con un sistema de contención de aguas de la Presa de San Isidro». Aunque sin valor, los vestigios sirvieron para que desde la UTE adjudicataria se advirtiera de que, en el proyecto de Adif e Ineco, no se planteaba apenas partida para el control arqueológico, pese a hallarse en una zona sensible, y se reclamara la compensación.
Junto con esta factura arqueológica, las empresas avisaron de más defectos en el proyecto que encarecían el coste, como un muro de contención de la obra anterior, en la que integró la traza ferroviaria, que se debía eliminar, con la consiguiente adición de costes por demoler, gestionar los residuos, valorar la maquinaria y ajustar las unidades de obra. Los trazos rojos enmendaron el proyecto de Ineco, hecho por encima de otro anterior encargado hace años a una empresa de ingeniería leonesa, y retrasaron todavía más el comienzo de las obras. Pese a que Patrimonio las desbloqueó a finales de diciembre, no comenzaron hasta julio de 2023, un año después de la paralización. No lo hicieron hasta entonces por la necesidad del modificado, aunque Dragados y Tecsa terminaron por aceptar el comienzo con el compromiso de Adif de que asumiría el sobrecoste, aunque sin que el reconocimiento se firmara.
Aún esperan por esta firma y no adelantarán esta segunda vez los más de medio millón de euros del segundo modificado. Sin la tramitación oportuna, en la que se fije el compromiso, el sector quedará parado con las calles hechas, las zonas verdes delimitadas y todo listo, pero sin el suministro eléctrico para abastecer a la urbanización.
El nuevo cambio se debe al error de cálculo en el proyecto, advertido por la UTE adjudicataria. Las constructoras alertaron de que los centros de transformación prefabricados de Iberdrola, que no han cambiado y se atienen a las dimensiones de la normativa de electrificación, no caben en las parcelas que habían marcado Ineco y Adif en el proyecto. No entran, como les ha corroborado la empresa eléctrica, sobre la que el Adif y el equipo de gobierno de José Antonio Diez han querido desviar la responsabilidad de los cambios pese a no haber variado para nada sus condiciones y, ni siquiera, haber aprobado el proyecto eléctrico porque nunca se lo han presentado.
La suma de despropósitos condiciona la apertura de la urbanización. No se podrá inaugurar en primavera, como estaba previsto. Pese a que ha habido reuniones para buscar una alternativa que permita funcionar con un solo centro de transformación, se presenta como una opción remota dado que el Ayuntamiento de León no puede recepcionar la urbanización hasta que se haya completado. Sólo cabría hacerlo en precario, como ya pasó en la integración del pasillo ferroviario, donde las vallas desaparecieron una mañana y los ciudadanos empezaron a transitar desde San Mamés hasta la estación sin que hubiera quien lo impidiese, ni se responsabilizara tampoco.
Sin esta salida, se parará la obra con todo terminado y no continuará hasta que se firme el segundo modificado. Todo dependerá de Adif, que para sacar adelante el primero lleva más de un año y medio. Los plazos se sumarán a un historial de despropósitos cuyo origen hay que buscar en el corte de las circulaciones en 2011. Seis años después, con sucesivas paralizaciones, se terminó la integración, tras un gasto de 15,4 millones de euros que no ha servido para que vuelvan los trenes. Entonces, en 2017, se comprometió que se urbanizaría el sector, incluidas las cinco parcelas en las se podrán levantar 142 viviendas por las que, de acuerdo al documento encargado en 2010, Feve preveía unas plusvalías de 39,8 millones de euros. El Ayuntamiento inició los trámites, avanzó un borrador de proyecto y el Adif lo metió cinco años en el cajón. En mayo de 2022, se adjudicó. Se apuntaban 10 meses de obras. Estaría abierto en 2023. Adif no contaba consigo mismo.
Despropósito
Medio año mínimo
Las dos calles que estructuran el sector están a falta del asfaltado y poco más. El vial de prolongación de Bilbao hasta Padre Isla, que funcionará de bajada, y el paralelo a Renueva, por el que los coches irán desde Padre Isla hasta Ramón y Cajal, quedan listos para el remate. Los operarios avanzan en la ejecución de servicios y el adoquinado de las zonas intermedias, además del ajardinamiento. Pero su eficiencia y rapidez no servirá para abrir el sector antes.