Diario de León

Consejo de seguridad nuclear

La ULE vigilará la radioactividad de la dormida Garoña

La institución gestionará cerca de 210.000 euros para monitorizar los efectos de la central nuclear tanto en Burgos como en León

Fernando Pereira y Toyi del Canto se encargan del muestreo y los análisis. MARÍA FUENTES

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A. Calvo
León

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La Central Nuclear de Garoña está en proceso de desmantelamiento y desde 2013 ya no tiene actividad, pero el Consejo de Seguridad Nuclear continúa realizando el control de la instalación y de sus posibles efectos también más allá de las fronteras del valle de Tobalina, donde se ubica, en la provincia de Burgos. Una pieza clave de este control es la Universidad de León, desde cuyos laboratorios se analizan muestras que toman directamente los investigadores de la institución académica tanto en la zona 0 como en diferentes puntos de la provincia de León.

La Universidad de León lleva más de 30 años colaborando con el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) en la «monitorización» de Garoña. «Nunca se ha detectado nada, ni un posible punto crítico ni en Garoña ni en la provincia de León», explica el profesor contratado doctor del área de Química Analítica de la Universidad de León Fernando Pereira, quien actualmente es el coordinador del Programa de Vigilancia Radiológica Ambiental en el entorno de la central nuclear de Santa María de Garoña en la Universidad. El CSN y la institución académica acaban de renovar el convenio a través del cual desde Vegazana se gestionarán cerca de 210.000 euros hasta 2027 y que incluye tanto la toma de muestras como su posterior análisis.

El muestreo incluye agua de pozos, leche ordeñada directamente, coles, patatas, sedimentos, líquenes... enumera Pereira, para explicar que en la Universidad está implicada con el CSN en dos proyectos, uno de vigilancia nacional y otro centrado en la vigilancia de las propias instalaciones. Todas las muestras recogidas se analizan en el laboratorio ubicado Ingenierías y que, posteriormente, se remiten a Madrid, donde llegan también reportes de otros organismos que realizan la misma tarea. «Está todo muy medido y controlado, no se basan en un único resultado y ninguno sabe qué datos ha obtenido el resto», explica Pereira, para añadir que existen unos protocolos muy concretos para tomar las muestras y pone como ejemplo que cualquier vegetal que se analice tiene que ser tomado de la tierra directamente y en su presencia.

El laboratorio se encuentra en Ingenierías. MARÍA FUENTES

La central nuclear de Garoña está en proceso de desmantelamiento, pero ya se ha anunciado que en su interior permanecerán residuos radiactivos durante al menos 40 años. «En principio, seguiremos tiempo vigilando estas instalaciones desde la Universidad de León, la última renovación ha sido ahora por otros cuatro años, pero lo más probable es que se siga y se adapten los análisis al estado de la central», explica Pereira, quien incide en que esa vigilancia se mantendrá durante su desmantelamiento para controla si se generan cationes metálicos que pudieran producir radiactividad y, al menos, durante el periodo en el que acoja residuos.

Uno de los equipos en los que se analizan las muestras. MARÍA FUENTES

El convenio con el Consejo de Seguridad Nuclear le reporta a la Universidad de León una serie de recursos para el análisis de las muestras, «por lo que contamos con mejores instalaciones y equipos de espectómetros alfa y gamma» en un laboratorio acreditado, como señala el coordinador del proyecto en la institución académica.

Fue en 2013 cuando se declaró el cierre oficial de la central nuclear y, como precisa el CSN, se encuentra en su primera fase de desmantelamiento tras la publicación en el BOE de la transferencia de titularidad el 17 de julio de 2023 a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos. «Hay mucha controversia con los residuos y las centrales nucleares, pero es bastante improbable que pase un Fukushima o un Chernobyl», concreta, para recordar que en el valle de Tobalina surgieron recelos cuando se anunció la instalación de la central, «pero cada vez que voy a tomar muestras la gente de los diferentes pueblos hablan maravillas, porque nunca ha habido ningún problema, ha dado dinero a la zona y ya saben que es seguro después de décadas de buena convivencia», remarca el investigador leonés.

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