Negocios arrinconados durante meses en Ordoño II
Los afectados alertan de la pérdida de ventas tras alargarse los dos meses de obras previstos
Editorial: Abandono también junto a Ordoño II.
Iba para dos meses, pero ya lleva casi medio año. Por medio, ha pasado «el Black Friday, las Navidades, las rebajas, y sigue», como alertan los comerciantes del popular pasaje de los antiguos recreativos Méjico y la discoteca Atomium que comunica República Argentina con Ordoño II. Aunque, con las obras de reforma del edificio adyacente, el tránsito quedó cortado a finales de septiembre y ahora, «ya no pasa nadie», como inciden los ocho afectados, tras contabilizar unas pérdidas por el bajón de afluencia en la zona que alcanzan en algún caso los 15.000 euros. «Si llega a ser Ordoño II, el alcalde ya lo habría solucionado», se lamentan, después de quejarse ante la administración y la propiedad del inmueble, mientras esperan que se cumpla el nuevo compromiso dado por la empresa constructora para la reapertura a partir de la próxima semana.
Nuevo plazo
Aunque las pérdidas ya no se recuperan en callejón que comunica las dos zonas comerciales. La nota en rojo en la caja con los 15.000 euros la apunta José Luis Villafañe. El dueño de la joyería que lleva por nombre su apellido suma 35 años en el local, sin que ninguno haya sido tan malo, y recalca que en ninguna de las puertas les han dado «una solución». «Hemos escrito al alcalde del Ayuntamiento de León y la comunidad de propietarios, pero no hacen otra cosa que pasarse la pelota unos a otros», relata, asomado a la puerta del pasaje, ahora convertido en un fondo de saco, ante el que «la gente se da la vuelta». «Si antes, sólo de los que pasaban por aquí, tenían 20 ó 30 personas al día que miraban el escaparate, ahora no creo que las sume en todo el mes», resume.
La queja choca contra las vallas que bloquean el paso del histórico pasadizo desde República Argentina. Al pie queda la peletería Pauloni. Detrás del mostrador que ocupa desde hace 25 años, Paulina del Blanco mira en derredor para mostrar el vacío del establecimiento y el callejón. «Mira cómo está», contesta cuando se le pide referencia por los efectos del retraso de una obra que «también afecta a la fachada de Ordoño, pero donde en cambio han puesto los andamios y la tela de protección». No lo han hecho en el pasaje cubierto, donde «han aprovechado para meter el material dentro». «Pasó el Black Friday, la Navidad, las rebajas y seguimos. Yo, con el producto que tengo, ya doy por terminado la temporada después de haber perdido una parte importante de los ingresos anuales», sentencia, descreída de que «la última vez» les dijeron que quedaba «un mes y ya ha pasado».
La protesta se replica por todo el pasadizo, donde además de la joyería y la peletería se censan otros seis negocios: una clínica de fisioterapia, una perfumería, un local de venta de vapeadores, un establecimiento de productos electrónicos y dos salones de arreglo de uñas. En uno de estos últimos, Karleny Santana, después de siete años sin problemas, admite que se plantea cambiar de local. «Es más, ya lo estoy mirando», desvela, con la puerta entornada por la que concede que, desde que se cerró el pasaje de comunicación entre Ordoño II y República Argentina, apenas entran «la mitad de los clientes que tenía antes».
Nueva imagen
El sentimiento generalizado entre los comerciantes es de sentirse «encerrados», como describe Adrián Chávez. Su tienda de vapeadores ha notado la merma del paso de los peatones que antes utilizaban la conexión directa entre las zonas comerciales para ir a sus trabajos, a comprar al supermercado o de paseo. Desde finales de septiembre, «el rodeo ha hecho que muchos opten por no entrar o se peleen para encontrarlo», señala, tras advertir que «si la gente no cruza, no ve lo que hay y la clientela se queda sólo en los habituales». «Una cosa es una obra de dos meses y otra medio año cerrado», resuelve el joven comerciante para dar muestra de unas pérdidas de ingresos que su vecino, Juan Carlos Manjón, de la tienda de informática Cdplay, cifra en «un 25%», a pesar de que su escaparate es el que más se asoma a República Argentina. «A ver si abren ya», implora.
Su súplica la emplaza la empresa constructora para la próxima semana. En los próximos días empezarán a quitar los andamios. Han tardado tanto, como justifica el portavoz del CR Joque, porque «el tiempo vino complicado para trabajar en la reparación de la fachada del edificio y en el cambio de la cubierta». Pero no se ha tocado apenas la estructura de metacrilato que da cobijo al pasadizo y que, ya en abril de 2022, obligó a cortar durante semanas la zona por el desprendimiento de varias placas. La comunidad se plantea ahora quitar el voladizo porque, al caer el agua, mete la humedad a los edificios aledaños y, en su interior, «se meten de noche a dormir y hasta a hacer sus necesidades la gente», se quejan los vecinos.