Diario de León

LA BRECHA ECONÓMICA ENTIERRA LA IGUALDAD REAL

Lo ratifica Hacienda: las trabajadoras leonesas ganan 4.622 € al año menos que los hombres, y el empobrecimiento se agrava en la vejez, con 6.020 € menos en pensiones. Entre los jóvenes se iguala la precariedad, pero no los salarios

Editorial: El 8-M pone en claro el cambio de mentalidad a pesar de las carencias

La desigualdad no es sólo salarial.jesús f. salvadores/ archivo

León

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Ni con trabajo ni como pensionistas. Ni sólo a las mayores ni entre los más jóvenes. Sí atrapadas en los sectores con mayor precariedad en la contratación, víctimas en mayor medida del paro en las épocas de contracción económica y con más problemas para consolidar su empleo en períodos de bonanza. Mejor formadas que el colectivo masculino, pero ancladas en los sectores con menor productividad. La brecha económica sigue asfixiando las aspiraciones de igualdad del colectivo laboral, y con ello entierra un objetivo social que sin duda ha avanzado en los últimos años, pero al que le queda mucho camino por recorrer. Buena prueba de ello es la división entre los colectivos que enarbolan las banderas del Día de la Mujer.

Las diferencias son crecientes, y la distorsión del negacionismo alarmante. Se suman problemas mientras una de las cuestiones de fondo sigue sin resolverse. No es una cuestión opinable, los datos son oficiales y se basan en las declaraciones del IRPF de los leoneses. La brecha salarial sigue siendo enorme entre hombres y mujeres, y se agranda en la última etapa de la vida. El problema estructural del mercado laboral es la causa principal. Pero no la única. La brecha se perpetúa entre los jóvenes.

Según los últimos datos de la Agencia Tributaria sobre lo que declaran los asalariados leoneses, las mujeres cobran al año una media de 18.999 euros, frente a los 23.631 de los varones. La diferencia se amplía entre el colectivo entre 46 y 55 años: las trabajadoras perciben salarios de 6.025 euros inferiores a los de los varones. Y de 5.660 euros menos en el colectivo entre 56 y 65 años. La brecha salarial no se cierra por los trabajadores más jóvenes: con sueldos bien inferiores, los hombres entre 26 y 35 años cobran de media 19.277 euros, 2.727 más que las mujeres de esa edad. También cobran más los contratados entre 18 y 25 años, 1.800 euros más que las mujeres de esa edad.

Los cinco flancos de la desigualdad

El nivel de desigualdad entre el colectivo femenino y el masculino se mide en cinco aspectos: empleo, educación, conciliación, salud y bienestar y digitalización, según el índice de ClosingGap y PwC. El año pasado sólo mejoraron el empleo y la conciliación, mientras empeoraron el resto de los indicadores.
​En este escenario hay que tener otro factor en cuenta: tener un empleo ya no es sinónimo de no vivir en la pobreza para un número creciente de hogares. La pobreza laboral afecta de manera especial a los hogares donde solo trabaja una persona, especialmente si es joven y si es mujer, según un reciente informe de La Caixa. A mayores, la vulnerabilidad laboral del colectivo femenino se agudiza con el imparable progreso de la digitalización.

El hecho de que los sectores más feminizados laboralmente sean menos productivos y más precarios en la contratación está en el origen de esta desigualdad, como queda de manifiesto en el déficit de mujeres que se decanten por las profesiones STEM, a pesar de las continuas campañas en este sentido.

Según el Servicio Público de Empleo (Sepe) las mujeres son más del 51% de la población leonesa, por encima de las medias autonómica y nacional. La población femenina en edad de trabajar es del 49,5% del total. Los sexos están igualados en la contratación en el Régimen General, aunque no sólo las empleadas del hogar sino también las que trabajan en servicios sociales son mayoritariamente mujeres. Los hombres acaparan el trabajo agrario y el de los autónomos. Aunque la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) advierte que a nivel nacional la mayor parte de los nuevos proyectos del pasado ejercicio fue promovido por mujeres. No es así en el caso de Castilla y León.

En todo caso, es en el sector servicios en el que se emplean mayoritariamente las mujeres. «Ellas superan a los hombres en número de contratos en todos los niveles formativos de mayor cualificación». Sin embargo, tienen un mayor porcentaje de contratos, es decir, mayor precariedad.

La vulnerabilidad laboral afecta fundamentalmente a las mujeres de más edad: 5.600 de los 8.204 leoneses de más de 45 años que llevan más de seis meses en el paro son mujeres; y 3.488 de ellas hace dos años que buscan un empleo sin conseguirlo.

Toda esta situación se hereda en la última etapa de la vida. La diferencia económica se agrava a la hora de cobrar la pensión. En León los 72.135 pensionistas varones que registra el último dato del Ministerio de Trabajo y Economía Social perciben de media 20.829 euros al año, 6.020 más que las 67.254 perceptoras de la prestación, que se quedan en 14.809 euros.

Las pensiones se igualan por abajo (entre los que menos cobran) gracias a las últimas revisiones, pero dejan claros los resultados de vidas y cotizaciones laborales bien distintas en los tramos más altos. En León son 16.517 los varones que perciben en pensiones más de 40.000 euros al año. Casi seis veces más que las 2.917 mujeres en esta situación.

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) son claros en el origen de esta situación. León tiene en general la segunda tasa de actividad más baja del país, pero es de un 53,06% entre los hombres y sólo de un 46,11% entre las mujeres, según los datos de finales de 2023. Aunque ha crecido desde la crisis financiera, mientras la masculina ha descendido. La tasa de paro, en cambio, subió en estos quince años un punto entre los hombres (hasta el 7,13%); pero se disparó hasta casi el 14% entre el colectivo femenino. Y la tasa de empleo es diez puntos más baja entre las mujeres, no llega al 40%.

Desde 2008 el número de parados varones se ha reducido en 300 entre los hombres, pero creció en 3.700 entre las mujeres. Hasta 12.800, según la última cifra registrada. La evolución refleja también un descenso de 27.700 ocupados en este período, de los que apenas 2.500 son mujeres. Se reduce sobre todo la cifra de inactivas: son 18.200 menos que a finales del 2007, frente a 2.400 hombres más. Y eso que ellas son 108.000, frente a los 89.000 varones.

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