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La rémora de la falta de proyectos se agrava con la parálisis inversora

Un tren AVE.FERNANDO OTERO

León

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El olvido es el principal capítulo de la inversión del Gobierno central en León. La lista del debe, por repetida, es bien conocida. Más sangrante cuando se comprueba que año tras año se repiten las mismas partidas para los mismos mínimos avances en las cuestiones que más demanda una provincia especialmente castigada en despoblación y desindustrialización. Si los Presupuestos Generales del Estado de los últimos ejercicios se criticaron ya por falta de inversión para las iniciativas que exige León, la renuncia a siquiera planificar los que ya tenían que estar en vigor este año condena a la parálisis las expectativas de futuro leonesas.

Más allá de los millonarios gastos en mantenimiento viario o la deuda con los regadíos, quedan pendientes deudas de infraestructuras históricas como los tramos pendientes de la autovía León-Valladolid; o el nudo del Manzanal, que cercena la comunicación con El Bierzo.

A la espera llevan también años el avance del Palacio de Exposiciones de León; y sobre la mesa siempre la una y otra vez comprometida y siempre postergada segunda fase del Parador de San Marcos. Por más que en las últimas semanas se incluya en los remiendos de las mejoras en el conjunto de los paradores históricos.

No está en el horizonte una solución tampoco para el Teatro Emperador, ni las inversiones que espera el enorme patrimonio provincial. Como a la espera están infraestructuras como un plan estratégico de futuro para el infrautilizado aeropuerto leonés.

En el debe de las infraestructuras el tren sigue ocupando un lugar destacado. Queda sin resolver el conflicto ya interminable de la integración del tren a su paso por Trobajo.

Y en manos del nuevo ministro Óscar Puente están proyectos estratégicos vitales como el corredor Atlántico o la solución que exige la Ruta de la Plata. Sin resolver está también el interminable proyecto de Torneros; como lo está el futuro de los peajes en autovías y autopistas. O el agravio de los precios y trayectos de la nueva generación de trenes. Son sólo algunos ejemplos.