Los usuarios del tren León-Madrid pronostican un colapso total a partir del día 8
Los recortes y ajustes de frecuencias ponen al límite la movilidad desde la estación leonesa
El primer café de las obras de Chamartín se sirve frío entre los usuarios de la línea de Alta velocidad León-Madrid; la línea de Alta Velocidad León-Madrid suele salir a flote con las incidencias. Esta que va a notarse a partir del lunes, 8 de abril, tiene efectos devastadores entre leoneses que tienen que ir a Valladolid o Palencia a ganarse el pan, y que ahora en el ida y vuelta encuentran desajustes profundos entre el horario de los trenes y el retorno a casa.
Los leoneses que podían volver a casa a las tres y media de la tarde desde las capitales castellanas en las que han encontrado un empleo y una nómina no van a poder hacerlo porque ese tren se adelanta a las dos, a las 14 horas; cuando el tren sale de la estación, los leoneses emigrantes del empleo y la subsistencia se van a encontrar aún en el puesto de trabajo.
Así que el retorno, en el mejor de los casos, no se adelantará de las cinco de la tarde, demasiada cuerda para el reloj del proletario al que le espera en casa la prole, la familia, o ese concepto general que la nomenclatura 2030 llama conciliación.
Las obras de Chamartín, que van a triturar por los tres próximos meses a un tercio de los trenes que conectan León y la capital española, le hacen un boquete sin precedentes a la conectividad de León con el progreso, con el desarrollo, con las oportunidades económicas que no remontan hasta el enclave de la estación del Bernesga.
Lo tiene asumido ya en Ponferrada, que lanza uno de los trenes con más ajuste en ese muevo repertorio de idas y venidas, con el Intercity, que se explota con el 121 de CAF, que está obligado a parar e intercambiar en Valladolid, para enlazar hasta Madrid con trenes que llegan desde otros puntos.
Los que el Gobierno presenta como sinergias, los usuarios lo entienden como agresión, con efectos directores en la cartera, porque en ese tren que parte de Ponferrada y carga la panza en León, dejará de beneficiarse de la prebenda del bono.
La asociación oficiosa de afectados suma una cantidad de ciento cincuenta usuarios en la operadora ferroviaria pública en León (no hay otra) y se eleva de forma exponencial en cada una de las secuencias programadas que van a sufrir modificaciones a partir del lunes. Del 8 de abril, otro antes y después del tren en León, que va exponer el vaciado del contenido.
En León arden; pero en otros puntos de la línea, en las provincias castellanas en las que se han beneficiado en los últimos años de prebendas de frecuencias y precios que no pasan hasta territorio leonés, están que braman. Segovia, en la nata del progreso, se va a quedar sin diez frecuencias diarias con Madrid, que no las tiene León en una jornada. El desgaste en la ciudad castellana de Valladolid es menor, porque las restas de combinaciones se compensan con la centralidad que se le ha dado a este nudo. Los usuarios, testigos de cargo.