LA LUCHA POR LA IGUALDAD
«Soy la primera y soy leonesa, pero no puedo ser la última»
Laura Lechuga resulta investida como la única Doctora Honoris Causa por la ULE; Manuel Atienza y Dionisio Llamazares reciben el grado
«Ser mujer en un mundo de hombres no me ha hecho fácil el camino», dijo. No es agradable «que parezca que estás allí para cubrir con la cuota». En Holanda dijeron que iban a experimentar con una mujer «y que esperaban no arrepentirse conmigo». Luego «me suplicaron que no volviera a España». En otro congreso «pensaron que acompañaba a algún ponente, no que era la principal, para su sorpresa».
Laura Lechuga, la primera Doctora Honoris Causa de la historia de la Universidad de León, se llevó la ovación más cerrada del acto de investidura celebrado ayer en el edificio del Albeitar, en el que accedieron al mismo grado Manuel Atienza y Dionisio Llamazares. El acto se convirtió en un canto a la igualdad.
«Solo nosotras podemos allanar el camino a las próximas generaciones. Sólo es cuestión de perseverancia», explicó en su alocución pública. Antes, en una comparecencia de prensa fue más explícita: «Soy la primera pero no puedo ser la última. Hay muchas mujeres leonesas que también lo merecen».
Lechuga mantiene una estrecha vinculación con el Instituto de Tecnología de los Alimentos. Su familia materna procede de Santa María del Páramo. Profesora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha editado más de 300 publicaciones. «Hoy es un día muy feliz en mi vida», dijo emocionada. «Estoy orgullosa de pertenecer al CSIC. El Centro Nacional de Microelectrónica fue «una iniciativa socialista para modernizar la ciencia» y ahí comenzó su tesis doctoral sobre biosensores «que llamó la atención de Tabacalera porque necesitaban detectar el amoniaco en sus productos». Fue una forma de «devolver a la sociedad» parte de lo que había recibido.
Había abierto el turno de intervenciones Atienza, Catedrático Emérito de Filosofía del Derecho y autor de cientos de publicaciones, además de firme defensor del postpositivismo y la filosofía jurídica. Es Doctor Honoris Causa por una docena de universidades de todo el mundo. Hizo un ‘Elogio de la filosofía del Derecho’: «Es fácil hacer elogio de los atenienses ante los atenienses», explicó. «León es mi tierra y tiene mis raíces», dijo. «La curiosidad me la ha dado mi procedencia y ser nieta del primer sastre del Páramo, que logró su éxito gracias a la vertiente femenina».
Llamazares fue presidente de las Cortes, profesor de la ULE y precursor del Derecho Eclesiástico. Goza de un enorme prestigio, pertenece a la Orden de San Raimundo de Peñafort y hace gala de una personalidad única. «Quiero ser breve pero no sé si cumpliré lo que prometo».
UN LEONÉS EN LEÓN
«Soy un leonés en León», explicó. «Mis padres hicieron posible que estudiara y no acabara en la mina. Me enseñaron a que fuera buena gente en un ambiente en el que un libro era un milagro», refirió. Se emocionó enormemente en el final de su rememoranza hacia su mujer y a «Lo primero que descubre el ser humano es que es distinto de los demás», dijo en torno al ‘Derecho a la diferencia’. Mencionó jurisprudencia respecto al derecho a la eutanasia, «para decidir sobre el cuándo y el cómo» para un «libre desarrollo de la personalidad». Porque el derecho a la vida «no es absoluto». No se decide el derecho a morir «sino las condiciones de la toma de la decisión suprema», dijo.
«Ni Budha ni Jesús de Nazaret son valores constitucionales».