La nueva estación de trenes de León se pudre
DL
Del otoño de 2021 a la primavera de 2024 puede pasar el tiempo suficiente para que no quede el olor a nuevo en el túnel de la estación pasante de ferrocarril en León.
Los lucernarios, y los círculos que amparan la estructura, aquella que vino a liquidar más de una década de marcha atrás y fondo de saco para los trenes, han perdido el glamour que les encomendó la autoridad ferroviaria, para dar una dimensión desconocida hasta el momento a la movilidad de los viajeros que eligen el tren para entrar y salir de la ciudad.
Ahora, por obra y gracia de os imprevistos y la obsolescencia impertinente de las cosas, los techos a media luz ganan sombra con un variado repertorio de ronchones del luto del moho, que la humedad le mete en las entrañas de la estación.
Dicen que es por alguna grieta sin identificar en el envoltorio en las escalera de emergencia; dicen. La cuestión es que dos años y medio después de estrenar la estructura, hay arrugas que no dejan nada bien a esta relación del tren, la suerte y León.
La estación que iba a ser temporal se queda para siempre; y con manchurrones.