La Legión Cóndor y las Américas

Araú se abrió en el siglo XIX como sede de una tienda y fábrica de embutidos y productos cárnicos. También fue vivienda de sus dueños, de los trabajadores y temporalmente, de 1938 a 1939, de parte de los pilotos y técnicos de la Legión Cóndor. El sobrino del fundador, Eusebio Araú, logró extender los productos a toda la Península y que los embutidos hicieran las Américas, al poder comerse en las travesías en barco desde el viejo continente gracias a unos envases con manteca que ideó y que conservaban los alimentos. Considerado un visionario, construyó el matadero, que San Andrés pensaba reutilizar como espacio sociocultural antes de la propuesta de la Fundación Aupa, y un laboratorio de reconocimiento microscópico de la carne, donde estaba prevista instalar una oficina municipal y ahora podría albergar máquinas de ejercicio físico. A su muerte, tomó las riendas de la fábrica su viuda, Sira Sanpedro, a quien está dedicada la plaza trasera de Araú donde se abre la boca del auditorio.