Diario de León

Juicio por el crimen en Obispo Almarcha: la jefa de la investigación sugiere que hubo alguien más

También revela que la esposa del investigado recibió amenazas para que no declarase; la sesión se centra hoy en las pesquisas y en la brillante aplicación de una novedosa técnica de investigación biológica y científica

El sospechoso y su letrada, al inicio de la vista en la sesión de esta mañana.

El sospechoso y su letrada, al inicio de la vista en la sesión de esta mañana.MÁZ

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La jefa de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta ha sugerido esta mañana que hubo una segunda persona que tuvo que presenciar los hechos, aunque no necesariamente participar en los mismos. "Ella no abrió la puerta al sospechoso, abrió a alguien y a continuación pasó él. Y tampoco creo que hubiera discusión", aseguró.

La responsable policial ha abierto esta mañana la tercera sesión del juicio por el crimen en Obispo Almarcha, que se celebra en la Audiencia Provincial contra un varón de 28 años, acusado de acabar con la vida de la propietaria del inmueble en el que vivía de alquiler. Asestó a la mujer 52 puñaladas.

La inspectora ha revelado también que la esposa del procesado tuvo que recibir vigilancia policial, tras ser amenazada por afirmar en sede policial que conocía que su marido estaba preparando un asalto a la vivienda de la víctima, porque sabía que había importantes cantidades de dinero en aquella casa. Tras las amenazas, la joven ya no volvió a declarar más y tampoco lo hizo en el juicio. "Quiero que quede constancia de ello en esta sala", aseguró la jefa de la UDEV.

"La búsqueda inicial se orientó hacia el hijo mayor de la víctima y hacia su pareja porque eran los últimos que la habían visto. Luego lo descartamos", aseguró la jefa de la UDEV. "Después interrogamos a un vecino que se dedicó a evitarnos y a escapar de una forma desproporcionada. Era porque tenía una requisitoria y hubo de entrar en prisión".

Dos años después entró en juego el cromosoma Y: "Se sacaron restos de las uñas de la víctima pero no coincidían con los de los sospechosos. Con el hallazgo empezamos a obtener ADN del entorno de la fallecida y en una muestra saltó el haplotipo del procesado en unas muestras del domicilio de ella", explicó. 

La investigación la asumió un grupo científico de la Policía Nacional en Madrid: "Ellos tienen más medios y nos ayuda mucho a grupos más pequeños como León". El ADN era compatible con el del sospechoso "pero podía coincidir con familiares varones" y hasta que no se descartó a su padre, a tíos, primos y abuelos, no se le detuvo. "Fue  una investigación laboriosa".

En el momento de la detención , el procesado "no mostro ningún síntoma extraño, hubo mucha colaboración", según la inspectora. Pero su ayuda en la fase inicial de la investigación "lejos de ayudarnos, quiso jugar al despiste. Quería desviar la atención y nunca dijo que había estado con ella el día de los hechos".

"Aquella investigación se nos complicó bastante, pero por muy atascada que esté siempre se intenta llegar hasta el final", explicó la jefa. "La situación de pandemia no ayudaba nada y la obtención de las muestras se retrasó. Faltaba material", protestó también.

"Fue extraño que apareciera dinero encima de la cama y que no hubiera salpicaduras de sangre. Lo interpretamos como una pista falsa para que pareciera que el móvil del crimen pudiera ser económico. La puerta no estaba forzada, ella tenía que conocer a la persona a la que le permitió pasar", dijo.

"Conchi no abrió la puerta al sospechoso, se la abrió a otra persona, según mi idea", dijo la inspectora. "Luego entró el procesado y la mató sin discusión previa", según la hipótesis de la investigadora. "Que dejaran un sobre con 2.000 euros sobre la cama da que pensar. Era para despistar seguramente y cuadra con la manifestación de su mujer diciendo que él había encontrado de forma repentina ese dinero en la calle", señaló.

Desde Madrid dos agentes explicaron cómo el cromosoma Y permitió esclarecer la causa. "Apareció una muestra biológica que se cotejó con otros perfiles genéticos pertenecientes a tres de las muestras en el interruptor del dormitorio, en el baño y en una toalla. Y arrojó como resultado que pertenecían a uno de los vecinos", explicó el agente. "Recogimos desde colillas hasta mascarillas, pasando por vasos de plástico y todo lo que se hubiera abandonado en la vía pública".

Después del receso, las forenses del Instituto de Medicina Legal de León y Zamora desgranaron la autopsia. Carlos Miguélez, magistrado presidente del Tribunal del Jurado, advirtió por enésima vez a los letrados y como lo había hecho toda la mañana para que no repitieran preguntas y se ciñeran a los hechos. En el caso de alguna de las partes, no lo logró.

Las forenses detallaron el estado del cadáver y las ropas: "Estaban tan ensangrentadas que la sudadera pesaba mucho". Detallaron las 53 lesiones "34 de las cuales se provocaron cuando la víctima ya había muerto". Las que causaron la muerte son dos cortes muy profundos en el cuello y en la tráquea que seccionaron la vena yugular y la larinqe. Según las forenses, ocurrió entre las 20.00 y las 23.00 horas del 24 de marzo.

Descartan las forenses que el ataque se produjera por la espalda: “Estaba más bien en un ángulo lateralizado”. Desde el punto de vista de las doctoras, el acusado estaba bien mentalmente. “Tenía un comportamiento muy organizado, sabía lo que hacía”.

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