Las últimas hojas en la agenda de Isabel
Había dos agendas: la privada y la institucional. Apenas hay diferencia en las notas entre una y otra cuando no separas vida y trabajo. Así que al margen de comidas privadas, los últimos días de Isabel estuvieron centrados en la rehabilitación de su brazo y en posicionar al PP para las elecciones europeas. Pero sus pasos eran seguidos
Un capuchino a media mañana y una manzana zanjaron el inicio de una jornada que había comenzado muy pronto en el despacho del Palacio de los Guzmanes, donde dejó cerrada la agenda del día siguiente y los pormenores del mitin en León de Esteban González Pons, que aspiraba como número 2 a entrar en el Parlamento Europeo. También supervisó la visita que iba a recibir el día siguiente de una delegación japonesa. Todo listo para irse a las dos de la tarde hasta el Hospital de La Regla, donde llevaba semanas acudiendo a rehabilitación de un brazo dañado en una sesión de paddle.
Después llegó la comida con el periodista Fernando Jáuregui y todo lo que ya se conoce de esa funesta tarde. Sobre todo, y lo más difícil, que diese un paseo sola por la calle, sin séquito, para llegar a la sede del PP. Ese momento vulnerable fue aprovechado por sus asesinas, con las que llevaba días coincidiendo en tiempo y espacio sin saberlo. Hoy, las antenas de telefonía móvil lo constatan.
Un estudio del tráfico de llamadas de Montserrat y Triana realizado entre el 15 de abril y el 11 de mayo de 2014 concluyó que en doce de esos días y a diferentes horas del día hubo mucha proximidad. El último día que hubo conexión entre las asesinas y su víctima antes del crimen fue el viernes 9 de mayo.
5/5/14
Esa jornada había dos prioridades: cerrar la precampaña de las Europeas y poner orden en Ponferrada con la inesperada dimisión de Carlos López Riesco, que enturbió la estabilidad en el PP y, sobre todo, en el Bierzo. Se puso manos a la obra y, mientras se ponía con la crisis interna, participó junto a Silvia Clemente en un acto sectorial bajo el lema La agricultura, una prioridad para Europa. La nueva PAC y su regulación en Castilla y León copó el debate.
Previamente, Carrasco presidió un comité de campaña para cerrar los actos y mítines. Cambió la presencia de González Pons para el 14 de mayo y la de Herrera, para el 19 en Ponferrada. Después de los actos de la agenda, se puso a fondo con el caso Riesco. Su conclusión, el lío lo había montado el PSOE y jugaba al engaño con una moción de censura o un pacto con IAP.
7/5/14
Los actos electorales iban marcados a fuego en la agenda de Isabel Carrasco. En esa jornada cerraba uno de los eventos a los que más tiempo dedicó en sus últimos días, como fue el mitin de Esteban González Pons en León. Gestionó entrevistas con los medios y dejaba fijado el 14 de mayo como fecha en la que se produciría el encuentro. En su entorno recuerdan el especial rigor que ponía en la cartelería y en la propaganda electoral. Esa noche anunció el cierre de los preparativos para la campaña que comenzaría días después.
8/5/14
En rojo. Era un día de fiesta para ella. Esa noche, a las 00.00 horas fue la primera en agarrar la escoba con la cola y poner en marcha la gran pegada de carteles de las Europeas. Convocó ese acto en el Paseo de Salamanca. Fue un acto simbólico que prometía una campaña cercana y directa. Pero su crimen impidió todo aquello y la campaña electoral se suspendió por el luto por la presidenta de la Diputación de León.
Ese día, jueves, fue uno de los pocos de esa época en la que Carrasco no fue perseguida o coincidió con sus asesinas. Sí el día antes y el día después, pero el 8 de mayo no consta en los informes periciales que se dieron por válidos en el juicio. Los doce días que las tres cruzaron trayectoria según sus teléfonos fueron el 15, 16, 17, 25, 28, 29 y 30 de abril y el 1, 2, 5, 7 y 9 de mayo, además del día del crimen.
10/5/14
El fin de semana se prometía cansado. La sucesión de actos electorales no iba a cesar. Ese sábado por la mañana, Isabel Carrasco cumplió con su agenda y acudió a La Bañeza, donde había acordado acompañar al entonces diputado por León y secretario ejecutivo del PP en el Exterior, Alfredo Prada, en su acto político para vender el programa del PP para las Europeas.
Ella tenía sus palabras calculadas. Dijo aquello de que el día de las elecciones no podía haber ni un solo votante de su partido a la que no se le hubiera pedido el voto. Con la grandilocuencia que la caracterizaba, buscaba la movilización masiva de las bases. De hecho, en conversaciones, para ella el gran adversario de las elecciones a las que se enfrentaba su partido era la abstención, el desinterés, la decepción.
Fue el primer día que Isabel Carrasco dejó de ser vigilada por sus asesinas antes de la muerte.
11/5/14
Domingo antes del crimen. La agenda no está muy llena, pero lo suficiente para no parar en todo el día. El viaje del día era Carracedelo. Entonces, como recuerdan ahora en su entorno, importaba mucho buscar votos en el granero de la izquierda que capitalizaba la minería. Era una lucha de puerta a puerta.
Y en eso Isabel era única. No le importaba salir a un escenario lloviendo ante 60 personas contadas para pronunciar su mitin, hacerse la foto y dejarse ver por el pueblo. Lo hacía una y otra vez. Ese día, en concreto, lo hizo en Carracedelo.
Aprovecho la mañana de ese domingo para celebrar un acto sectorial con los productores agroalimentarios. En la agenda esa convocatoria deja claro que, además del entonces delegado territorial, Guillermo García, iría acompañada de los presidentes comarcales del PP, de los diputados provinciales y de varios alcaldes de la zona. Allí se hizo con su público. Quizá no lo esperaba pero poner a Arias Cañete como mejor aval ante el sector con el que se reunía le permitió cerrar el acto con un enorme apoyo por parte de uno de los imperios económicos más importantes de León, el del sector primario.
Tras el tiempo dedicado a los productores del Bierzo, Carrasco comió en Carracedelo con uno de sus mayores y más leales apoyos, Raúl Valcarce, alcalde del municipio y a su vez empresario del sector agroalimentario.
Después volvió a León. Tenía por delante la tarde para revisar los actos de campaña que no iba a poder resolver el lunes, como solía, puesto que a su jornada laboral había añadido en su agenda, también marcado a fuego, el mitin de Valladolid en el que pretendía reunirse con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Y las hojas de dietario no dejan ver mucho más allá de la comida que habría que confirmar con el periodista Fernando Jáuregui, con quien pasó sus últimos momentos de compañía en un conocido restaurante del centro de León. No quiso que la acompañara a casa. Eso la hizo vulnerable porque era rondada día y noche por mujeres que buscaban el momento perfecto para su muerte. En la agenda no figuraba aquella funesta hora de las 17.17 horas del 12 de mayo en la que Isabel Carrasco perdió lo más preciado.