El punto final a dos años de maquinación
El asesinato de Isabel Carrasco se llevaba fraguando no menos de dos años. Consta a la investigación que como poco seis meses antes ya se habían iniciado en Internet las búsquedas de revólveres y que Triana estaba siendo especialmente activa en este campo
Los peritos informáticos que investigaron los ordenadores destaparon contradicciones documentales entre la versión de madre e hija y el rastro informático de sus equipos. Montserrat esgrimió la tesis de que el arma se había comprado en Gijón a un delincuente, de nombre Armando, con el que se reunieron el diciembre de 2012. Pero la realidad es que en el año 2013 ya aparecieron búsquedas en Google con las frases «comprar revólver online», «dónde comprar pistola con silenciador en España», «compra de revólver Taurus» o «borrar número de serie». Estas búsquedas son del mes de agosto de 2013, ocho meses después de la supuesta compra del arma y nueve meses antes de que se cometiera el magnicidio.
Hubo dos motivos fundamentales a tenor de lo que deparó la investigación. De una parte, medió la cuestión profesional. Triana había sido contratada como asesora de telecomunicaciones para la Diputación Provincial y aspiraba a quedarse con una plaza en propiedad para la que no había hecho planes Carrasco, molesta con la actitud de madre e hija, que realizaron una intensa labor de medra empeñadas en conseguir las preguntas del examen de oposición convocado a tal efecto y en el que finalmente el acreedor de la plaza fue un burgalés que poco después terminó rechazando al puesto. De otra parte se destapó el móvil político: Triana aspiraba a formar parte de las listas electorales del PP por Astorga en las listas municipales y Carrasco se negó de forma reiterada a sus pretensiones.
Todo ello generó un caldo de cultivo para las dos mujeres que resultó letal. La madre se enervó ante el estado de salud que la situación generó en su hija, que por otra parte entró en bucle (según quienes trataban con ellas).
Así que el asunto se fue complicando y llegó un punto en el que se pusieron en marcha mecanismos de preparación. Al margen del tema del arma, madre e hija decidieron realizar seguimientos a la víctima. El tráfico de llamadas registrado en los números de teléfono de las tres acusadas y la fallecida deparó coincidencias en el espacio y en el tiempo bastante notables. El estudio comprendió el periodo que iba desde los días 15 de abril al 11 de mayo de 2014 y concluyó que en doce de ellos (15, 16, 17, 25, 28, 29 y 30 de abril y del 1, 2, 5, 7 y 9 de mayo, además del propio día del crimen) y a diferentes horas del día (también después de medianoche) hubo mucha proximidad. No obstante, el estudio no reflejó que Gago se limitaba a cumplir las patrullas en la jurisdicción que le correspondía y que en muchos de los casos, si iba cerca de la presidenta era porque había procesiones de Semana Santa y tanto la agente por su tarea como la fallecida por cuestiones de protocolo, tenían que estar cerca.
El desencadenante del crimen
Para añadir más interrogantes a esta cuestión, queda sobre la mesa la tesis de que en algún momento pudieran plantearse la posibilidad de encargar el crimen a una tercera persona. Lo avala el hecho de que en el domicilio en el que residían madre e hija se encontrase abundante documentación fotográfica con retratos de dirigentes del PP en León y de personalidades de la esfera política leonesa. ¿Qué necesidad había de imprimir fotos de personas conocidas por ellas?
En fecha no determinada, pero sí pocos días antes de que el intento final tuviera éxito, se produjo una primera intentona. Montserrat llevaba el arma en el bolso. Pero desistió. Había testigos en la zona y el plan de fuga no hubiera funcionado. Lo volvió a intentar algunas veces más, pero siempre consideró que era demasiado arriesgado.
Que existía un plan concertado lo prueba el hecho de que las dos fuesen todos los días de la semana previa a la hora del crimen a una pastelería cercana (ahora cerrada) a la zona donde fueron detenidas. Lo hacían de cinco a seis de la tarde para coincidir con la hora en la que pretendían perpetrar el tiroteo. Lo que iba a ser una coartada se convirtió en una prueba de cargo. Dijeron que estaban en ese lugar porque estaban comprando pasteles. No contaron con que el día elegido fue un lunes, jornada de descanso para el establecimiento. Estaba cerrado.
La mañana previasabían que Carrasco acudía al mitin de Mariano Rajoy en Valladolid y era el momento oportuno. Habían citado a Gago en su domicilio pero no le dijeron cuál era el motivo. Raquel solamente recuerda que le invitaron a comer mejillones «porque le quedaban muy buenos». Abandonó el domicilio familiar de las dos implicadas principales y se dirigió a Lucas de Tuy, donde pretendía entrar en una tienda de antigüedades que estaba cerrada. Mientras esperaba, se encontró con un vigilante de la ORA con el que discutió por una multa. La conversación se prolongó más de la cuenta y el vigilante apreció cómo Triana dejaba una bolsa de deporte en su maletero. Madre e hija fueron detenidas poco después y la agente 48 horas más tarde. Caso resuelto.