EL DESENCADENANTE DEL CRIMEN
La venganza de Triana por un puesto en la Diputación
La problemática relación laboral de una ingeniera que denunció acoso
Triana Martínez pasó del amor al odio con Isabel Carrasco. Trabajó en la Diputación de León de enero de 2007 a mayo de 2011 de forma interina. Accedió a través de una bolsa de empleo temporal, tras obtener la mayor puntuación entre los candidatos. Ella aspiraba a quedarse de forma definitiva en la plaza de ingeniero de telecomunicaciones. Pero no ganó el concurso-oposición y fue cesada. Por si fuera poco, la institución provincial demandó a Triana por el cobro de cantidades indebidas; en concreto, 12.000 euros por el complemento de dedicación exclusiva que estuvo cobrando desde 2007 a la vez que realizaba trabajos de encargos externos a la Diputación. Despojada de su anhelada plaza y con la institución reclamándole el dinero percibido indebidamente, Triana pasó apuros económicos, deribados de las costas del proceso. La vivienda que ocupaba con su madre, Montserrat, en Padre Isla, corrió serio peligro de ser subastada judicialmente.
Meses después del asesinato de la presidenta de la Diputación, el Tribunal Superior de Castilla y León daba la razón a la joven, que no tuvo que devolver ninguna cantidad por un empleo que fue el detonante de su odio hacia Carrasco. Triana quiso incorporar al juicio por el crimen de la política del PP documentos que, desde su punto de vista, probarían la situación de acoso laboral a la que fue sometida, supuestamente, por parte de la víctima. “Lo normal es que cuando no consigues un puesto al que aspiras, tengas un disgusto, pero tampoco diferente al del resto de los trabajadores ni de semejantes proporciones”, afirmó un día después de la muerte de la presidenta de la Diputación el vicepresidente y sustituto de Carrasco en el cargo, Marcos Martínez Barazón. “Aquí seguimos una relación jerárquica”, dijo entonces. “Despachamos con los jefes de servicio y éstos transmiten las instrucciones a sus funcionarios o laborales”.
Triana Martínez alegaba además que había sido objeto de varias inspecciones de la Agencia Tributaria, en su opinión, orquestadas por Carrasco, como antigua inspectora de Hacienda. Carrasco también, según ella, habría dinamitado su carrera política y sus intentos por acceder al escaño de concejala que le correspondía por orden de lista en el Ayuntamiento de Astorga, tras la dimisión de uno de los concejales del PP.