CARLOS FERNÁNDEZ SARGENTO DE LA GUARDIA CIVIL
«Es fundamental que el ordenador del menor esté en zonas comunes»
El responsable del equipo Edite en León desgrana las claves de su trabajo
El sargento Carlos Fernández lidera el equipo Edite. MARÍA FUENTES
El sargento Carlos Fernández lidera el equipo Edite que lucha contra esta tipología penal. Se trata de un grupo de especialistas que ahora mismo dispone en León de dos efectivos de la Guardia Civil y que lucha para prevenir estas conductas.
Para los investigadores resulta fundamental la huella digital. Al estilo de la delincuencia tradicional, «se trata de buscar vestigios que puedan permitir identificar al autor de delitos de estas características, que deja casi siempre algún rastro en el ciberespacio de sus actuaciones», con las peculiaridades que comporta seguir su ruta hasta llegar a identificarlos. «No es fácil conseguirlo porque los archivos suelen estar encriptados en complejos códigos».
Las técnicas de investigación son muy especiales pero bastante efectivas. A través de los GPS, de las fechas, de las cámaras y de los metadatos referentes al autor se sigue un camino que suele llevar después de una ardua tarea a la identidad del agresor.
Otra cuestión es luego conseguir pruebas penales para poner a disposición judicial a los implicados. Normalmente depende de la posibilidad de encontrar evidencias reales, que se suelen extraer de los equipos informáticos incautados.
Para el sargento, hay medidas que son fundamentales: «Hay que procurar que los ordenadores y que los dispositivos electrónicos que tienen los menores estén siempre en zonas comunes, a ser posible, en las más habituales de la vivienda». También es necesaria una política «de mentalización al niño, para que sepa utilizar de forma adecuada las tecnologías», y que los padres estén siempre al tanto de las redes sociales en las que están registrados los niños y conozcan cuál es el perfil que utilizan.
También es recomendable que los padres conozcan quiénes son los amigos que están agregados a sus redes sociales y que tengan constancia de sus perfiles.
« Lo más delicado es evitar que envíen o reciban fotos de personas a las que hayan conocido a través de las redes, porque toman confianza con gente con la que no deben de tenerla». Así se tiene constancia de uno de los casos más sangrantes, en el que un niño de 1 15 años años recibió un mensaje de una supuesta niña que se hacía llamar a Adriana y decía tener 16 años. Cuando la investigación finalizó, la persona que lo envió se llamaba Antonio, tenía 68 años años y era un pedófilo reincidente
La investigación habitualmente consta de dos fases. «La primera es la proactiva», cuando el delito ya se ha producido a través de una denuncia o por otras fuentes de información. Se trata de identificar al autor y obtener las evidencias necesarias para conseguir esclarecer los hechos. Previamente está también la fase preventiva «que es el verdadero éxito en la lucha contra el crimen. Se trata de evitar que se produzca y para ello es necesaria la información y la educación, que se lleve a cabo a través de la labor docente que realizamos en los colegios».