El caso del Avril que llegó puntual

«Ahora bien, que va a 50 por hora». Escuchado en el interior de un coche de uno de los S-106 que dan cobertura a León, una vez superado el cambiador de Vilecha. La ansiedad por la espera del Avril se topó con la decepción por el cúmulo de quejas de los viajeros, que se aglutinan en celdillas sobre el tema a abordar: el ruido, el traqueteo, la vibración. Otro dijo: «La sensación es como en los intercity, pero con la aerodinámica de alta velocidad». Así construyen los usuarios el perfil del nuevo tren que acompaña los desvelos de las conexiones por las plataformas de Alta Velocidad, que tiene en palmarés haber sido el primer AVE en superar la estación pasante de la capital leonesa. En Asturias se conoce como el AVE asturiano; el Galicia, le dicen el AVE gallego. En León, que jamás se ha atrevido a apoderarse del dominio de un modelo ferroviario, el sustituto del Alvia. Algunos pasajeros usuarios habituales, de los del León-Madrid y vuelta, invocan el recuerdo del S-130, que se borró de las conexiones de costa a costa, de las de Gijón al Levante, así que Renfe le dio el relevo al tren de la última generación de la muy alta velocidad, llamado a marcar una nueva era en la locomoción ferroviaria española.

Hasta los influencer del ferrocarril se han tirado al cuello del nuevo modelo, que llena desde el 21 de mayo, y casi sin excepción, la página de incidencias en la red de larga distancia. Por ejemplo: «Tren 5721 detenido entre Villada y Bifurcación Las Arenas por avería en su auto propulsado; reanuda marcha con 43 minutos de demora y 63 minutos por avería de autopropulsado, movimiento de viajeros y espera operador». O este del tren 5750 con el retraso de 50 minutos por la avería del ERTMS y circulación con Bloqueo de Señalización lateral. A los viajeros del tren 5721 les endosaron 51 minutos a la cintura a cuenta de una ocupación de circuito del contador de eje y cruce en la bifurcación Las Arenas.

Baja el Avril de León o sube el Avril a León con una mochila de descuento que se ha convertido en un hecho normal. La excepción fue el S-106 que llegó a su hora. La ironía forma parte de las respuestas lacónicas de responsables de la compañía ferroviaria cuando se les interpela a cerca de las causas que desajustan lo que se esperaba de este tren y lo que resulta de estas dos semanas en circulación; de los anchos variables, de los anchos fijos, de los que pertenecen a la flota del bajo coste (de los que aún no están operativos en la línea de León), o al concepto AVE.

Al primer Avril que pasó por la estación comercial se le calentaron los ejes; fue el mismo día en que el par que marcaba el paso por la línea de Galicia tuvo que salir remolcado del bloqueo a escasos metros de Orense.

El mal comienzo es a veces un augurio de ventura. Pero los viajeros del S-106 no dejan muy bien en los comentarios las experiencias y sensaciones vividas en las filas de tres asientos de fondo. «Bastante incómodos si se comparan con loso asentos de otros trenes AVE».

Las puertas también han colgado el cartel de avería en este estreno de los 106, que sin más, se retiraron de la propaganda que distribuye la información del Gobierno por cauces oficiales o afines.

Por la parte contraria, se compensa el aluvión de críticas con un nivel de ocupación alto, altísimo, si se toma en cuenta que en muchos de sus trazados supera el 90% de la oferta. A los técniocos del fabricante no les falta actividad; de Madrid a Gijón, y vuelta, al mediterráneo. España a vista de un tren que vive en plena puesta a punto. Los mecánicos se han hecho imprescindibles en los trayectos ferroviarios, como si fueran maquinistas.