Un contingente de migrantes desviado de Canarias reabrirá el Chalé de Pozo de León
San Juan de Dios gestionará el Centro Humanitario temporal que se proyecta en las instalaciones de Villarrodrigo que llevaban cerradas once años y se acaban de alquilar por veinte
Editorial: El gran reto ineludible de las migraciones
Un contingente de migrantes no acompañados reabrirá uno de los establecimientos hoteleros más popular en la provincia como Centro Humanitario Temporal.
Los migrantes llegarán en los próximos días a Villarrodrigo de las Regueras, según el reparto que han acordado hoy los Gobiernos nacional y Canario de 300 menores, que se distribuirán entre varias provincias del país.
De modo que el chalet de Pozo, un complejo que funcionó con éxito durante 32 años en Villarrodrigo de las Regueras y que cerró sus puertas en 2013, volverá a funcionar este verano como Centro Humanitario temporal.
La orden hospitalaria de San Juan de Dios, que funciona a nivel nacional y que gestiona un Programa de Acogida y Protección Internacional que financia el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, se hará cargo del proyecto aprovechando que el chalet de Pozo dispone de 60 habitaciones en el hotel anexo que sumó a sus instalaciones de restauración en el año 2000.
De modo que tras once años de cierre y tras haber albergado más de 4.200 banquetes de bodas y 2.000 comuniones, Pozo resucita como Centro Humanitario temporal en el municipio de Villaquilambre.
Los responsables de San Juan de Dios, que en León ya disponen del centro de protección internacional La Fontana que les permitió ampliar su cobertura de 65 a un centenar de plazas, incorporan así un nuevo espacio de refugio.
En unos días darán a conocer sus planes para el chalet de Pozo, que acogerá a refugiados de Canarias, dado el drama que se está viviendo en las islas por la masificación y que el Gobierno central quiere resolver con el 'reparto' de 300 de las 5.670 personas hacinadas allí.
Solo en los primeros nueve días de junio han arribado 200 menores no acompañados a Canarias y la comunidad autónoma les atiende en 80 centros habilitados, que ya son insuficientes.
La consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del Gobierno canario, Candelaria Delgado, ha señalado este martes que su Gobierno está "un poquito más contento" ante el acuerdo con el Ejecutivo central para la reforma legal que obligue a las comunidades al reparto de menores: "Por fin vemos la luz al final del túnel" ha asegurado.
La consejera ha hecho estas declaraciones antes de entrar a la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia que se celebra este martes presidida por la ministra Sira Rego, que abordará un nuevo reparto de menores desde Canarias y Ceuta por el mecanismo de solidaridad vigente hasta ahora.
A preguntas de los periodistas, la consejera ha valorado el principio de acuerdo alcanzado entre el Gobierno central y canario que ha anunciado este martes el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.
Aunque este no ha dado detalles del acuerdo, el Gobierno y Canarias trabajaban desde hace meses en un texto para reformar el artículo 35 de la Ley de Extranjería con el objetivo de obligar a las comunidades a acoger a menores migrantes no acompañados llegados a zonas tensionadas, como Canarias, Ceuta o Melilla.
La consejera ha recordado que la situación en Canarias es "alarmante": "seguimos sin encontrar más sitios donde albergar a lo menores", ha señalado, antes de recordar que su Gobierno está estudiando la posibilidad de habilitar colegios en desuso para este fin.
Ha dicho desconocer los trámites que seguirán ahora para sacar adelante el texto -que pasan por recabar el apoyo de los grupos políticos- pero ha mostrado su deseo de que "se apruebe cuanto antes" para poder disponer de esta "herramienta jurídica" que permita a Canarias y al resto de comunidades tener "suficiencia financiera" para atender adecuadamente a los menores.
El chalet de Pozo fue una empresa familiar que nació en 1980 para dar cabida a la creciente demanda de salones de banquetes que había entonces en la ciudad. Nació del impulso de Cesáreo del Pozo, quien dejó el restaurante familiar de sus padres, Gabriel y Sofía, en la plaza de San Marcelo para que lo regentara su hermano y decidió levantar un salón de banquetes a la salida de León, en la carretera de Santander. Un primer edificio que luego tuvo dos ampliaciones más y un hotel en el que la familia invirtió cerca de 4,5 millones. La reducción de los banquetes con la llegada de la crisis de 2008 fue mermando sus fuerzas y acabó cerrando sus puertas cinco años después.
Ahora, tras un largo desierto, vuelven a soplar los vientos favorables a la familia, que ha logrado alquilarlo a una cadena hotelera con sede en Madrid por el plazo de veinte años. Una cadena que ha llegado a un acuerdo con el Ministerio de Inclusión para ceder el espacio para un Centro Humanitario temporal que gestionará San Juan de Dios.