Una luz al final del túnel de la urbanización de Feve
Tres meses y medio después de que se paralizaran las urbanización, los operarios volvieron este miércoles a la urbanización del sector de la estación de Feve. Con toda la obra exterior terminada, los trabajos se centran ahora en meter el cable para que las farolas y los semáforos tengan suministro. La acometida permitirá que se pueda abrir la zona, aunque sea en precario, a lo largo del mes de julio, mientras se soluciona el problema de los centros de transformación que bloquearon la entrega del proyecto debido a la chapuza de Ineco, la empresa estatal dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.
El retorno de los trabajadores, que desde primera hora de este miércoles se afanan en conectar el cable desde las arquetas de Ramón y Cajal hasta el interior del sector, da una esperanza de cumplimiento al último plazo dado. Aunque todavía resta que la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada Dragados y Tecsa, adjudicataria de la obra, acepte las condiciones del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para hacer una apertura parcial del sector
El problema se debe a la falta de aprobación de los modificados que han tenido que añadirse al proyecto original recatado por Ineco, que a su vez tomaba como base otro anterior encargado hace años a una empresa de ingeniería leonesa. En este trabajo no se contemplaba de forma adecuada la partida de control arqueológico, que obligó a parar los trabajos en agosto de 2022, apenas un mes después de haberse iniciado la obra.
Este freno se levantó en diciembre, tras el permiso de Patrimonio, pero no se reanudó hasta el verano porque no figuraban tampoco otras necesidades, caso de la demolición de un muro de contención de la obra anterior, en la que integró la traza ferroviaria, o la gestión de residuos. Como consecuencia, los 2.809.796,44 euros de la factura de adjudicación se quedaban cortos ante el aumento de las unidades de obra.
La reclamación de la empresa adjudicataria, que exigía cerca de medio millón de euros a mayores, se templó desde el Adif con el compromiso de que se aprobaría el modificado. La promesa hizo que se reanudaran los trabajos en julio del pasado año, aunque todavía a día de hoy no se ha firmado de manera oficial.
Al incumplimiento se sumó ya este año el segundo problema. El proyecto no afinaba con el tamaño de las parcelas en las que se tienen que instalar los centros de transformación eléctrica. Aunque el tamaño de estas instalaciones de Iberdrola es tipo, los documentos no apuntaban las dimensiones con precisión, como advirtieron desde las constructoras junto con el aviso de que la nueva eventualidad suponía otros cerca de 400.000 euros de añadido.
Los alrededor de 900.000 euros de añadidos hicieron que la empresa se enrocara en no terminar las obras, ni entregar la urbanización hasta que se aprobaran los modificados. Ahora, se espera que al menos haya una recepción parcial para poder abrir los 10.000 metros cuadrados del sector con la acometida del suministro eléctrico que existe. El resto de la infraestructura, dependiente de los centros de transformación afectados, no sería necesaria hasta que se construyan los cinco edificios cuyas parcelas quedan preparadas para cuando el Adif venda el suelo.