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Dos veranos voluntaria en la ‘mili’

La ingeniera leonesa Rebeca Radío Armindo ha ganado el premio del Ejército del Aire por un sistema para la gestión de los A-400 M Tiene sólo 23 años y ahora se formará en Geoestrategia

Rebeca posa flamante con su galardón en Cuatro Vientos. DL

Publicado por
A. Calvo
León

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Con tan sólo 23 años, Rebeca Radío Armindo, tiene las cosas muy claras. Ella estudió Ingeniería Informática en la Universidad de León y ya está trabajando en la sede que Indra tiene en la capital leonesa. Dos veranos haciendo las prácticas de la carrera en el Ejército, primero en el del Aire y del Espacio y después en el de Tierra, le han servido para sumergirse en el mundo militar y para seguir formándose y aprender. Ahora, acaba de recibir el premio Transformación digital individual que concede el Ejército del Aire y del Espacio por su proyecto ‘Creación y operación de un sistema de gestión de información en el Ala 31’ del que destacan que «ha profundizado mucho más en el estado del arte de la tecnología a aplicar para alcanzar la necesaria transformación digital que estos premios valoran».

De Orallo, en la comarca de Laciana, Rebeca Radío Armindo explica que decidió aprovechar el convenio que la Universidad de León para hacer prácticas extracurriculares con Defensa en tercero de carrera y le tocó como destino el Cuartel General del Mando Aéreo de Canarias. Allí se gestó su pasión por los aviones y los caza militares y tuvo que realizar «la monitorización de los equipos de los F-18», lo que didácticamente explica como que ella diseñó un prototipo para que «los aparatos de todo tipo que llevan estos acciones, como los cronómetros o la temperatura tengan los valores correctos».

Ella, que ya había hecho un curso de simulación aérea en la Universidad de León, decidió hacer unas segundas prácticas con Defensa y en esta ocasión estuvo destinada en Zaragoza, en el Ala 31. Allí aprovechó para enfocar su trabajo de fin de grado, que pudo presentar en diciembre y matricularse, también en León, del máster en Investigación en Ciberseguridad. Si acabó la carrera en diciembre 2023, en febrero de este año ya estaba trabajando para Indra, una de las principales compañías de defensa, aeroespacio y tecnología.

En Zaragoza realizó un proyecto para los A-400 M, los gigantes aviones de transporte del Ejército, que operan desde el Ala 31. Su trabajo consistió en desarrollar un sistema para gestionar e interrelacionar la información de los tres sistemas con los que cuentan estos aviones: los aviones de tierra, lo dispositivos que cada aparato lleva a bordo, tanto los del piloto como los integrados en la cabina. «Se generan datos que se tienen que almacenar y yo desarrollé este sistema», señala. Pero a medida que fue avanzando en su formación y en su empleo en Indra ha ido implementando este sistema. Así, ahora, le ha aplicado los conocimientos de ciberseguridad adquiridos en el máster y todo los aprendido con sus compañeros de trabajo. «Para ver que es seguro le apliqué la cibserseguridad y lo contrasté con el Esquema Nacional de Seguridad», explica. Con todo ello, presentó su trabajo al concurso que anualmente organiza el Ejército del Aire y del Espacio, que este año entregó sus premios en la base aérea de Cuatro Vientos, en un acto que estuvo presidido por la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el Jefe del Estado Mayor, Javier Salto Martínez-Avial.

«Estoy muy contenta y orgullosa, más que un premio es un reconocimiento al sacrificio del verano y el esfuerzo», precisa orgullosa tras mencionar que tanto en Canarias como en Zaragoza se ha llevado a personas que se han convertido en amigos, donde recibió «un trato genial y me enseñaron todo lo que pudieron, además de permitirme ver la vidad militar desde dentro siendo civil».

Ahora, esta joven ganadora seguirá trabajando para Indra pero con la intención de seguir vinculado al mundo de la defensa. De hecho, va a empezar un nuevo máster, esta vez en Seguridad, Defensa y Geoestrategia. Los dos veranos que pasó haciendo la ‘mili’ voluntaria le han servido para acercarse al mundo militar pero, además de enriquecer su formación, tanto personal como profesional, también le han dado un premio.

Grata experiencia

«Recibí un trato genial en Canarias y Zaragoza, donde pude ver desde dentro la vida militar siendo civil»