La plantilla de Inbiotec crece ante la carga de trabajo y el nuevo rumbo con Cesefor
El centro de investigación cuenta ya con once trabajadores, de los siete que se quedaron tras la crisis de 2021
En abril de 2021, Inbiotec solicitó su entrada en concurso de acreedores y un año después fue absorbida por la Fundación Cesefor. Desde entonces, el instituto de investigación leonés ha abierto nuevas líneas y se ha centrado en nuevos proyectos más vinculados al sector forestal. «Ahora en el edificio tiene un doble rol, por un lado la biotecnología como siempre, pero por otro se está trayendo gente más vinculada a la actividad forestal», explica el director de Cesefor, Pablo Sabín, tras incidir en que la plantilla leonesa ha pasado de los siete trabajadores cuando el instituto entró en declive a los once que la integran ahora y añadir que «en los próximo meses se seguirá ampliando» ante la carga de trabajo y la obtención de nuevas líneas de investigación.
Este aumento de la plantilla está ligado a la incoporación de nuevos equipos de gestión y al hecho de que Inbiotec se haya convertido «en estratégico en la lucha contra las plagas y las enfermedades del castaño a través de la biotecnología», una labor que tiene mucha incidencia en la comarca del Bierzo, donde Cesefor también cuenta con sede y proyectos. «La satisfacción es infinita, vamos por el camino, pasito a pasito y abriendo nuevas líneas de investigación y proyectos», remarca Sabín.
Inbiotec, con más de 30 años de historia ligada a la investigación biotecnológica, fue durante años líder de su sector. Fundado en 1993, la institución sin ánimo de lucro, dejó de percibir ayudas públicas en 2010 aunque entre 2016 y 2019 llegó a ingresar hasta 2,8 millones de euros para desarrollar proyectos de investigación, una situación que rompió de pronto la pandemia, que dejó al centro en una delicada situación, con los trabajadores sin cobrar. Se declaró el concurso de acreedores y el ERE y finalmente fue Cesefor —la fundación soriana que tiene que como socios tanto a la Junta como al Ayuntamiento y la Diputación de Soria, además de a la Universidad de Valladolid— asumió los siete trabajadores leoneses y el centro de investigación tras la mediación de la Junta.
Cesefor aprovecha así la experiencia y los recursos acumulados por Inbiotec vinculados a la biotecnología para dar el salto a la aplicación de los aceites esenciales y otros compuestos aromáticas de las plantas y ligarlo todo al sector forestal, alma de la fundación soriana.
«Pasito a pasito», remarca Pablo Sabín en relación a los avances que ha dado tanto la Fundación Cesefor como el propio Inbiotec después de que el instituto leonés fuera absorbido por el entidad soriana y ampliara sus líneas estratégicas. El director apuesta por seguir abriendo nuevas líneas de trabajo, lo que también repercutirá en el aumento de la plantilla leonesa, tras el problemático momento vivido en 2021.
Laboratorio estratégico
Una de las principales líneas de investigación en las que trabaja ahora Inbiotec se centra en la lucha contra las plagas. Así, su objetivo es conseguir separar moléculas de la jara que puedan servir para este objetivo, es decir, «prevenir bacterias, infecciones o patógenos con agentes de origen natural», señal el director de Cesefor, Pablo Sabín, tras destacar que se trataría de generar un biocido, algo natural para combatir estos agentes que afectan al crecimiento de las plantas en la agricultura, además de ser un producto sostenible.
El trabajo se centra fundamentalmente en las jaras, aunque también el estudio trabaja con aceites esenciales y otros compuestos de las plantas aromáticas. Sin embargo, las jaras ofrecen un plus, sobre todo en provincias como en Zamora donde están muy presentes y con menor extensión en la zona leonesa. «Hay mucha extensión de jarales que ahora sólo pueden ser pasto del fuego y de esta forma se les da un valor añadido», añade Sabín, en relación a que también tendrá su efecto positivo en la lucha contra los incendios forestales y el aprovechamiento de los recursos naturales.
Cesefor cuenta con el respaldo de ministerios en los trabajos que está desarrollando desde los laboratorios de Inbiotec vinculados a las plantas aromáticas y medicinales. Uno de ellos es Biovalor, que impulsa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pretende impulsar la bioeconomía a través del desarrollo de nuevas cadenas de valor en torno a una gestión forestal sostenible y al cultivo de especies aromáticas autóctonas en tierras marginales para la producción de aceites esenciales, extractos y subproductos de alto valor añadido. El proyecto vinculado a la obtención de biocidas a partir los jarales, sin embargo, cuenta con el respaldo de los grupos operativos del Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentación.
Más apoyo institucional
El director de Cesefor, Pablo Sabín, hace un «llamamiento» a instituciones leoneses, «sobre todo al Ayuntamiento de León y la Diputación para replicar lo que tenemos en Soria». En este sentido, precisa que aunque es cierto que cuentan con la colaboración del ICE y de la Junta, les gustaría contar con más respaldo de las instituciones leoneses «para tener más fuerza y traccionar. No hemos tenido rechazo, pero hacer falta dedicarle tiempo. Estamos trabajando bien y si las instituciones locales se enrolan se podrá sacar mucho más partido».