El comercio exige una mesa autonómica que consensúe soluciones a su declive

Con la esperanza puesta en que las ventas en las rebajas salven las cuentas de una primavera en la que la climatología ha jugado en contra de la facturación del sector, pero también con la conciencia clara de que los problemas que afrontan exigen soluciones consensuadas y a largo plazo, y que no son fáciles. El comercio adelanta el comienzo del periodo de descuentos que desde hace años no tiene fecha oficial de inicio y final, con el objetivo de aprovechar estos días la afluencia de visitantes con motivo de las fiestas de la ciudad. Un adelanto al que este año se suman las grandes cadenas, que solían esperar con rigor al 1 de julio.

«La expectativa es importante, sobre todo para el textil y el calzado, que no han tenido en estos meses previos las ventas deseables», explica Javier Menéndez, presidente de la Asociación Leonesa de Comercio (Aleco). Que apunta que el sector llega al ecuador del ejercicio con un resultado «regular» en las ventas.

Con espíritu positivo afronta también el período de descuentos Alfredo Martínez, presidente del Consejo de Comercio de la Federación Leonesa de Empresarios (Fele). Confía en que «las rebajas agresivas» desde estos primeros días animen a los compradores, aunque reconoce que «muchas familias tienen problemas económicos, y no es fácil gastar como antes».

En todo caso ambos responsables empresariales coinciden en una previsión de gasto que será de una media de 100 euros por persona en la provincia durante los próximos dos meses. «Con mucha variación, unos podrán gastar más, y otros no podrán».

También coinciden en que el declive constante que vive el comercio en los últimos años exige «un debate serio, en profundidad. Es urgente convocar una Mesa del Comercio en Castilla y León, que tome soluciones consensuadas. Pero tanto a nivel local como nacional el comercio es el último de la fila en las preocupaciones económicas. A pesar de que en ciudades como las de la Comunidad vivimos mucho de este sector, y de que en el medio rural cumple una función social que está aún por reivindicar», explica Menéndez.

«Estamos cansados de oír propuestas y promesas que sólo se quedan en eso. Siempre estamos abiertos al diálogo, pero lo cierto es que la sangría de cierres no cesa», incide Martínez.

La falta de zonas de aparcamiento cercanas al centro, la dificultad para encontrar empleados cualificados, un alto absentismo y la falta de relevo generacional son algunos de los problemas más graves que enfrenta el sector. «Es una situación muy complicada, vivimos en una jungla. No sólo con la competencia de las ventas digitales, sino con la sucesión de ofertas y promociones por parte de las cadenas», lamentan.