La familia Arguiñano elige León para descansar de los fogones y los platós de televisión durante el verano
El hijo del cocinero más televisivo disfruta de sus vacaciones en la provincia leonesa
Joseba Arguiñano (Zarautz, Guipúzcoa, 1985) es cocinero y se dedica a la tele. O sea, como su padre. Hay quien le ha otorgado ya el papel de 'sucesor' del gran Karlos Arguiñano, pero él prefiere "ir despacio y disfrutar". En el mundo de la cocina se ha decantado más por la repostería y la panadería, con su propio negocio; en televisión aparece semanalmente en el programa de su padre en Antena 3 y tiene su propio espacio en Euskal Telebista (ETB). Publica sus libros de recetas en Planeta y mira la vida "con curiosidad pero con calma, en la medida de lo posible". Como buen zarauztarra, le gusta el surf; como buen Arguiñano, surfea las preguntas con un punto de humor y buena dosis de sentido común. Y en verano escoge León para descansar con su familia.
-¿Ha habido alguna entrevista en que no le hayan preguntado por su padre?
-Quizás alguna... pero lo cierto es que siempre me preguntan por él, y para mí es un orgullo: de ahí vengo, la gente le quiere y me encanta recibir también una parte de ese cariño.
-¿Cómo pasa el verano?
-Con mis hijos y mi mujer nos vamos siempre a León, porque el suegro era de allí. Y algún día me escapo a coger olas con la tabla...
-Apellidarse Arguiñano y dedicarse a la cocina y a la tele... ¿estaba predestinado a esto o se planteó hacer otras cosas
-Fui mal estudiante, así que en casa el mensaje era claro: si no estudias, a trabajar. Y a mí trabajar no me asusta. Hice mecánica, experimenté en construir tablas de surf de una manera diferente e incluso monté una empresa para eso con un amigo, pero la cocina era lo que tenía cerca y lo que siempre se me ha dado bien. Nací entre fogones.
-Aunque luego, en la cocina, se ha especializado más en la repostería.
-Cuando ya llevaba tiempo en la cocina del restaurante familiar hubo un año que me fui a Australia a aprender inglés, y al volver estuve en Barcelona aprendiendo bombonería y chocolatería. A los 19 años regresé a casa y, como la tía Eva, encargada de pastelería en la casa familiar, se iba a la escuela Alaia de profesora, me quedé con esa partida. Luego ya abrí mi propio obrador y una tienda en el casco antiguo de Zarautz.
-¿Cómo fue el salto de los fogones a los platós?
-De pequeño ya salí en algún programa de mi padre haciendo unos huevos rellenos de atún... Todo el mundo me decía "eres un dicharachero, vas a terminar como tu padre". Siempre he tenido don de gentes, pero no me veía en la tele. Hasta que un día me ofrecieron en ETB 'Una historia a bocados', un programa en el que vamos de pueblo en pueblo buscando gente distinta, recetas, artesanías, paisajes... Me gustaba ese formato, más de andar por los sitios que de estar en un plató. Así cogí soltura y perdí el miedo a las cámaras. Ahora hago un programa diario de recetas en euskera y colaboro con mi padre en el suyo. Y lo disfruto.
-¿Le pesa la etiqueta que ya le han adjudicado de 'heredero' de una leyenda como Karlos Arguiñano?
-Claro que pesa. Yo llevo en esto apenas cinco años y mi padre 36 temporadas. Yo voy día a día.
-¿Ha heredado también la capacidad de contar los chistes?
-No mucho... Ese 'gen Arguiñano' lo ha heredado más mi hijo, Manex, que disfruta haciendo reír a la gente. En octubre cumplirá diez años.
-¿Cuál es su plato favorito?
-Unos huevos fritos con chistorra y patatas son insuperables: no hay cena mejor. Me gustan también mucho los platos de cuchara, las sopas... Cuando el producto es de temporada y se prepara con mimo el plato es perfecto.
-Hagamos servicio público: recomiende a los lectores un plato saludable para el verano.
-Unos buenos gazpachos en tiempo de tomates ricos, por ejemplo. En el caserío, mi padre hace muchos días gazpacho. Salmorejo, menos, porque a mi madre no le gusta el pepino. Pero lo mejor es un picoteo con los colegas, compartir: eso sí que es saludable. No hace falta marisco: lo bueno es sumar de manera informal. Lo caro no siempre es lo mejor.
-¿Cómo pasa el verano?
-Con mis hijos y mi mujer nos vamos siempre a León, porque el suegro era de allí. Y algún día me escapo a coger olas con la tabla...
-¿Una receta para ser más feliz?
-Disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, de quien que tienes al lado... El menú de la buena vida es sencillo en teoría: perdonar, ser más empático, convivir en paz... y comer sano.