El calor hace mella en el Hospital Monte San Isidro, que recurre a ventiladores
El edificio, inaugurado en 1960, dispone de refrigeración sólo en paliativos gracias a una donación
Las sucesivas olas de calor están haciendo mella en el Hospital Monte San Isidro. Una situación que no es nueva, porque este edificio inaugurado en 1960 dispone de habitaciones grandes y vistas relajantes a varios pinares, pero carece de un sistema de refrigeración que cada vez se hace más apremiante por el alza estival sistemática de los termómetros.
Por fortuna, una mano benefactora regó con una lluvia de euros las instalaciones el año pasado en agradecimiento al trato que recibió un familiar ingresado en un grave momento vital. Con ese importante aguinaldo cercano al millón de euros se pudieron impulsar un rosario de reformas que incluyeron el sistema de climatización para calor y frío en las habitaciones de paliativos situadas en la primera planta. De modo que los pacientes más delicados disfrutan de una temperatura adecuada en sus estancias.
Para las otras 162 habitaciones, cuya ocupación cae en verano, la gerencia del Complejo Asistencial Universitario de León (Caule) adquirió hace dos años setenta y dos ventiladores de turbina y helicoidales, de 40 y 30 centímetros de diámetro, y remitió otra treintena que estaban disponibles en centros sanitarios. La idea es que en las habitaciones de mayor tamaño funcionen dos ventiladores, aunque el sistema es insuficiente cuando el mercurio se dispara en exceso como ha ocurrido.
Conscientes del incremento de los grados centígrados en el edificio, no obstante, se estudia el modo de extender las obras de refrigeración de la primera planta también a las superiores para solventar las altas temperaturas del verano, según confirman fuentes sanitarias.
El Hospital Monte San Isidro se abrió en origen como Sanatorio Nacional de Enfermedades del Tórax para pacientes tuberculosos de León y las provincias limítrofes, que solían prolongar su estancia al menos durante dos años. El inmueble forma parte hoy del Complejo Asistencial Universitario de León y trata, fundamentalmente, a enfermos con dolencias respiratorias y aquejados de enfermedades graves en sus últimas semanas de vida.
Las mejoras realizadas con la donación millonaria han posibilitado incorporar aire acondicionado en las unidades de paliativos, pero también sustituir las antiguas bañeras por duchas modernas, lo que favorece la accesibilidad de los enfermos. Además, se renovó el sistema de comunicación entre el control y las habitaciones, y se cumplió con uno de los requisitos imprescindibles que exigió la persona donante de la cuantía económica, que era mantener la cafetería del hospital abierta.
De hecho, ese espacio hostelero volvió a funcionar el pasado otoño tras permanecer dos años cerrado. En su lugar se había habilitó un área de ‘vending’ con máquinas de autoservicio y zonas para el consumo de los productos, tras el cese de actividad por la jubilación a final de agosto de 2021 de Longinos y Gloria, la empresa que desde hacía más de 20 años ostentaba la concesión de la cafetería del centro y de Santa Isabel.