La obra de la carretera de Caboalles obliga a parar cuatro veces en ocho kilómetros
Los trabajos de 5,4 millones de euros para unir por acera y ciclovía San Andrés y Lorenzana alcanzan su ecuador
La carretera de Caboalles, esa vía de comunicación entre León y Laciana que acarrea 115 años a su espalda y varias reformas desde que se inauguró en 1909, va a sacudirse de nuevo el viejo aglomerado y como novedad va a pasar a encajarse entre aceras peatonales y una ciclovía en los tres municipios del alfoz leonés que atraviesa en su salida hacia la montaña: San Andres del Rabanedo, Sariegos y Cuadros.
Las obras de mejora, que arrancaron el pasado mes de noviembre, están llegando a su ecuador y de hecho las aceras ya son visibles desde la avenida de San Ignacio de Loyola hasta la confluencia de La Tahona de Amrosia al filo del punto kilométrico 3,5. Su ‘pero’ son las cuatro paradas a las que se ven obligados los vehículos en su convivencia con los trabajos en los escasos ocho kilómetros que suman los tramos que se están modernizando.
Unos bloqueos que comenzaron cuando en algunas secciones los dos carriles se tuvieron que convertir en uno solo porque su gemelo se ocupó con grúas, excavadoras y trabajadores. Algo inevitable. Al principio la convivencia de las obras y los conductores se solucionó de forma manual con la señal alternativa de stop o puede pasar que giraba un operario in situ. Ahora se efectúa con semáforos portátiles que dan luz verde o roja a la caravana de vehículos que se forma para indicarles que pueden circular o no invadiendo el carril contrario porque el de su dirección está anulado.
De modo que el trayecto desde San Juan de Dios a la entrada de Lorenzana, en el municipio de Cuadros, es un arranque y frene con cuatro paradas obligadas de varios minutos al estar actuándose en varios tramos a la vez.
La mejora de la carretera de Caboalles que, previsiblemente, estará rematada a final de año, es sustancial tanto para la circulación de personas y vehículos como para la seguridad a lo largo de esos ocho kilómetros de distancia entre las glorietas de San Ignacio y el paso inferior de Lorenzana.
Se trata de una obra de 5,4 millones que en el plan de acondicionamiento de la Junta se bautizó como proyecto de construcción, seguridad vial, carril-bici y adaptación de travesías. La primera adjudicación fue por 1,19 millones a la empresa Ovisa Pavimentos y Obras para acondicionar el primer tramo de 1.900 metros de longitud, que arranca a la altura del Hospital en el término municipal de San Andrés y se prolonga hasta la rotonda de Villabalter. Unas aceras con losetas blancas y granates que dibujan un rectángulo al borde de la carretera autonómica CL-623, y que engordan hasta los 2,77 metros o adelgazan según la lengua de terreno que se haya podido obtener, ya que es una zona plagada de accesos a las fincas con rasantes a cotas diferentes de la calzada. También se están soterrando las líneas aéreas de alumbrado y las canalizaciones. Así que después de múltiples atropellos y accidentes, la carretera de Caboalles está incorporando las reivindicadas aceras para los peatones en ambas márgenes a su paso por el municipio de San Andrés del Rabanedo, Sariegos y una parte de Cuadros. Queda armarse de paciencia con la obra.
El carril-bici, poco visible aún, ya que irá en la calzada
El proyecto de mejora de la carretera de Caboalles incluye una ciclovía a cada lado unidireccional de un metro de anchura. Un carril-bici muy demandado pero poco visible aún, ya que los trabajos se están centrando en nivelar el terreno a ambos lados para encintar las aceras. Algunos conductores incluso han temido que el proyecto olvide la ciclovía, pero el delegado territorial de la Junta, Eduardo Diego, aclaró a este periódico que sí se ejecutará sobre la calzada y dispondrá de un metro diferenciado a cada lado. La otra gran novedad del macro-proyecto es el lote para construir una glorieta en el kilómetro seis, donde se demolerán las isletas de media luna que hay ahora para bifurcarse a Carbajal de la Legua y Pobladura. Pretende mejorar la seguridad vial en la CL-623 con una convivencia más favorable entre la carretera y su entorno, los vehículos y las bicicletas, y evitar la accidentabilidad.
Paciencia para casi 18.000 conductores
Con una calzada de siete metros de anchura, la intervención en la carretera de Caboalles deja en un solo carril varios tramos de forma temporal que se van liberando según avanza la obra. Así que los conductores de los casi 18.000 vehículos que suelen circular entre Lorenzana y San Andrés del Rabanedo por ese vial deben armarse de paciencia con las cuatro paradas que en la actualidad hay que realizar para una buena convivencia con los trabajos. El 3% de los vehículos que transitan son pesados.