LUIS CARLOS TÁBARA
CIENTÍFICO EN LA UNIDAD DE BIOLOGÍA MITOCONDRIAL DE LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE
«La investigación mitocondrial puede revertir enfermedades como la ELA»
El científico leonés Luis Carlos Tábara lleva siete años en el equipo del doctor Julien Prudent de la Unidad de Biología Mitocondrial. Su talento le lleva a codearse cada día con premios Nobel de Medicina en la Universidad de Cambridge, donde realiza una investigación que podría poner coto a dolencias como la ELA, el Alzhéimer y numerosas enfermedades raras.
—La biología celular se ha convertido en la gran apuesta médica y científica. ¿Qué supone avanzar en este campo?
—Todos los descubrimientos con aplicación biomédica empiezan con descubrimientos en lo que llamamos investigación básica, que no es nada más que estudiar los mecanismos moleculares que gobiernan los procesos celulares. En otras palabras, antes de intentar solucionar un problema o una enfermedad, es crucial entender cómo funciona y cuáles son las causas que lo originan. Esto es fundamental para desarrollar nuevas terapias y tratamientos para enfermedades que hoy en día son incurables.
—Explíquenos qué batalla científica da en Cambridge.
—Estudio la biología mitocondrial utilizando técnicas de microscopía avanzada principalmente. Piense en las mitocondrias como plantas de energía para nuestras células. Así como una planta eléctrica convierte combustible en electricidad para que todo funcione en una ciudad, las mitocondrias toman nutrientes y oxígeno y los convierten en energía para que las células puedan hacer su trabajo. Si las mitocondrias funcionan bien, las células tienen la energía que necesitan. Pero si no funcionan bien, las células no pueden hacer su trabajo correctamente, lo que afecta negativamente en nuestra salud. Mi especialidad es la dinámica mitocondrial, que se refiere a cómo las mitocondrias se fusionan, se dividen, se mueven dentro de la célula y eliminan las partes dañadas. Estos procesos son clave para mantener las mitocondrias en buen estado, asegurando que las células funcionen de manera eficiente.
—¿Qué patologías se derivan de la ‘caducidad’ de las mitocondrias?
—La disfunción mitocondrial, o como usted describes la «caducidad» de las mitocondrias, está implicada en diversas patologías. Entre ellas podemos destacar las enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, el Alzheimer y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que se han asociado con la incapacidad de las mitocondrias para generar suficiente energía, provocando deterioro neuronal. Además, las enfermedades metabólicas como la diabetes y ciertas cardiopatías y miopatías también están vinculadas a problemas mitocondriales.
Asimismo, existen también las enfermedades mitocondriales propiamente dichas, que engloban a un grupo de enfermedades raras causadas por mutaciones en el ADN mitocondrial. Aunque estas enfermedades no son causadas directamente por la «caducidad» de las mitocondrias, están directamente relacionadas con alteraciones en su función.
—¿Qué procesos degenerativos podrían revertirse gracias a la investigación mitocondrial?
—El primer beneficio claro de la investigación mitocondrial es el avance en el tratamiento de las enfermedades mitocondriales. En los últimos años, se han logrado importantes avances en el tratamiento de estas enfermedades raras mediante la modificación genética del ADN mitocondrial para corregir las mutaciones que las causan. Además, la investigación mitocondrial tiene el potencial de revertir o al menos ralentizar otros procesos degenerativos relacionados con el envejecimiento. Por ejemplo, en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer, donde la disfunción mitocondrial juega un papel crucial, mejorar la función mitocondrial podría proteger y restaurar la salud neuronal. También se está investigando activamente cómo restaurar la función mitocondrial podría beneficiar a patologías musculares y cardíacas, ayudando a mejorar la recuperación del tejido afectado.
—¿En qué fase se encuentra la investigación contra el envejecimiento celular?
—El tema del envejecimiento es muy complejo. Se han propuesto hasta doce elementos claves causantes del envejecimiento: inestabilidad genómica, acortamiento de telómeros, alteraciones epigenéticas, pérdida de la proteostasis, autofagia deficiente, desregulación de la detección de nutrientes, disfunción mitocondrial, senescencia celular, agotamiento de células madre, alteración de la comunicación intercelular, inflamación crónica, y disbiosis. Hay muchísima investigación en curso y se está invirtiendo mucho dinero para tratar cada uno de estos elementos o hallmarks . En cuanto a las mitocondrias en concreto. Con el envejecimiento, se ha descrito que las mitocondrias pueden acumular una serie de daños como mutaciones en su ADN, la acumulación de especies reactivas de oxígeno y la liberación de moléculas mitocondriales dañinas. Todo esto afecta negativamente a la homeostasis o equilibrio celular que, a través de mecanismos complejos de señalización celular, contribuyen al desarrollo de diferentes enfermedades relacionadas con la edad.
— ¿Es posible paralizar la degeneración en enfermedades como el Alzheimer?
—Aunque detener por completo la degeneración neuronal en este tipo de enfermedades es un reto que esperamos se pueda lograr en el futuro, la investigación está avanzando hacia formas de ralentizar el proceso. Actualmente hay investigaciones que sugieren que potenciar la función mitocondrial y reducir el estrés oxidativo podría ser beneficioso. Además, una de las estrategias más prometedoras consiste en mejorar la eliminación de agregados proteicos y proteínas mal plegadas, que son factores clave en el desarrollo y la progresión de la enfermedad.
—¿Cuánto se prolongará su investigación?
—Después de más de seis años de investigación en Cambridge, acabo de publicar un artículo en la revista Cell, una de las más prestigiosas en el campo de la biología celular, lo que marca un poco el final de esta etapa. Planeo quedarme en Cambridge alrededor de un año más para luego intentar abrir mi propio laboratorio, ojalá que pueda ser en España.
—¿Vería factible poner en marcha un laboratorio en la Universidad de León apoyado por empresas de aquí?
—Sería increíble, pero hoy en día lo veo muy complicado. Me he especializado en el campo de la microscopía avanzada, que requiere unos microscopios muy potentes, lo cual implica una gran inversión. Sin embargo, si se diera el apoyo financiero necesario, todo podría ser factible, ¿Por qué no?
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