Obra pública en León: dos años para liquidar los cepos de tráfico
Los cruces de Trobajo y la Granja, ejemplos de la parsimonia con los problemas estructurales
Como que de una competición se tratara, León pone ahora la tensión competitiva en comprobar cuál de los dos nudos que acordonan el tráfico de entrada a la ciudad se deshace antes: o la rotonda sobre el cruce tercermundista de la N-120 con el acceso a Trobajo o el soterramiento que tiene que liquidar la ratonera del cruce de la Granja, una circunvalación regulada por semáforos con pulsador.
La competición ha comenzado, inducida desde la redacción de los plazos de ejecución, que tienen tanto que ver con la implicación política con loos territorios en los que se interviene como con el presupuesto que acompaña la actuación. En el caso de León, ninguna de estas circunstancias resulta gratuita.
Los 26 meses que relata la adjudicación de la obra de reforma del cruce de Trobajo ponen en el disparadero el objetivo racional de ver acabada una obra en un periodo de tiempo racional, equivalente a la entidad de intervenir para armar una intersección circular, y con un coste de en torno al millón y medio de euros, según las cifras que se airean en la adjudicación.
El aperitivo de este banquete, el pasado mes de junio, ya ofreció muestras de la cadencia de la construcción, con un ritmo que sugiere que la espera para ver armado el resultado final será larga. Tan extensa como los dos años que se tomará el Gobierno para liquidar la rotonda de la LE-20 que atrapa a diario a más de treinta mil vehículos que tratan de acceder a la ciudad, salvar la ciudad, filtrar el tránsito periurbano entre la vías de comunicación de gran capacidad que acordonan la capital leonesa.
A finales de julio, hace un mes, el Gobierno dio pistas de cómo de grande debe ser la paciencia de los leoneses para ver desaparecer el cepo de la salida a la Ronda Este, y el sorteo de semáforos entre pasos de cebra, y los cuatro carriles de tráfico de una vía interurbana regulada como que se localizara en el centro de una ciudad: dos años de obra, a contar a partir del momento en el que se formalice el contrato, aún en una fase tan verde que no le ha llegado el momento emocionante de la licitación. Por los tiempos, basta con que los rectores de la obra pública aceleren un poco el calendario con la Granja para dar alcance al desarrollo de la rotonda de Trobajo. Y en el año 2026, entre los 24 meses de la primera y los 26 meses de la segunda, se podrá dar por finalizada la batalla de León contra la precariedad de estructuras de tráfico.