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Pescaderías Coruñesas reina en la Milla de Oro de Madrid con un hotel de 35 M€

La empresa leonesa unirá tres inmuebles, el Teatro Reina Victoria, el Edificio Meneses y la Casa Allende para levantar un complejo de 78 habitaciones en la plaza de Canalejas con una amplia oferta gastrocultural

El icónico Edificio Meneses de Madrid que se construyó entre 1914 y 1915 por orden de la viuda de un financiero. DL

León

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Seis plantas, 78 habitaciones y 35 millones de inversión. Pescaderías Coruñesas se hace fuerte en la Milla de Oro de Madrid con una gran apuesta en la plaza de Canalejas. La empresa oriunda de León y gestionada por la cuarta generación abrirá un complejo hotelero de lujo al rehabilitar tres inmuebles icónicos, el Teatro Reina Victoria que adquirieron en 2013 al presentador Carlos Sobera, el Edificio Meneses construido en la Primera Guerra Mundial y la Casa Allende. El Ayuntamiento madrileño dará su okey este jueves al proyecto, que pretende estar listo en 2027 y aportar una amplia oferta gastronómica y cultural con las 600 butacas del teatro, además de servicios de spa, fitness y rooftop.

La firma dejará en manos de un operador hotelero la gestión para desarrollar esta iniciativa de envergadura, ya que el proyecto ocupará 8.500 metros cuadrados y requiere unificar los tres inmuebles. Según se ha valorado, la idea es «muy ambiciosa» ya que «convertirá tres edificios históricos situados en una de las zonas más exclusivas de la capital, en un establecimiento que aúna en un solo espacio un hotel de cinco estrellas de gran lujo y el reconocido Teatro Reina Victoria»

Para entender la historia de Pescaderías Coruñesas hay que retroceder en el tiempo 113 años, una época en la que los arrieros maragatos se encargaban del comercio entre la costa y el interior.

Gracias al esfuerzo del fundador Santiago Gómez, los madrileños podían comer pescado fresco ya en el siglo XIX. Su figura desaparecería después, con el ferrocarril, lo que propició que todos ellos se estableciesen como pescaderos.

Este fue el caso del abuelo y del padre de Evaristo García, un joven nacido en el pueblo leonés de Combarros que decidió seguir en la tradición familiar como repartidor de pescado y marisco, no solo para el consumidor final, sino también para restaurantes y hoteles. Su padre, Norberto, compró Pescaderías Coruñesas y le puso al frente del timón en 1956. Y ahí arranca su legado.

Después entrarían en escena los Azpíroz, la familia fundadora de Angulas Aguinaga, a los que Evaristo compraba, convirtiendo su pescadería en el principal punto de venta de la capital. Lo profesional trascendió en lo personal, y María Juliana Azpíroz y Evaristo García se casaron y decidieron ceder el testigo a sus hijos (Norberto —fallecido en 2017—, Marta, Diego y Paloma), quienes han hecho crecer un pequeño imperio de distribución de pescado y restauración sustentado por un importante patrimonio inmobiliario: a sus clásicos restaurantes El Pescador, O’Pazo y Filandón, se han unido el denominado Desde 1911 (fecha de fundación de Pescaderías Coruñesas) y el nuevo Lhardy, histórico local madrileño que rescataron hace tres años del concurso de acreedores.

Su solidez financiera es tal que para este ejercicio la inversión en activos inmobiliarios se elevará a 13.000 millones de euros, según se desprende del informe Real Estate Market Outlook España 2022, que el elabora anualmente la consultora Cbre. El buen momento que vive la restauración en Madrid los acompaña.

La distribución de pescado es la base inicial y la mitad de un negocio que se sustenta en un gran patrimonio inmobiliario: el valor contable de sus inmuebles asciende a 83,7 millones y en concepto de alquileres declararon unos ingresos de 1,8 millones. La familia es dueña, entre otros edificios, también del Palacio de Trinidad. El grupo se completa con una empresa de catering (Albada) y posee el 50% de la empresa Monte Vallequillas. «Cada restaurante debe tener su carácter y alma diferenciados; no creemos en el concepto de grupo para hacer locales uniformes. En todos nos basamos en el producto, pero sabiendo que el cliente busca algo diferente si va a O’Pazo o a El Pescador, por ejemplo», ha expresado en sus entrevistas Diego García. Saga de trabajadores infatigables, García, que se levanta a las 5.30 horas y gestiona a 400 empleados, opina que para construir un buen equipo es necesario «liderazgo, ejemplo y experiencia. El tiempo hace que los equipos sean mejores». También reconoce, junto a sus hermanas, que Pescaderías Coruñesas forma parte de ellos desde la infancia. Significa mucho trabajo, esfuerzo y afán de superación

La empresa se instaló a principios del siglo pasado en Madrid.dl

Evaristo García fue el gran impulsor del negocio que compró su padre. dl

El icónico Tetaro Reina Victoria. dl

Diego García, cuarta generación de arrieros y del negocio.dl