Diario de León

EL PUEBLO SALE A LA PLAZA

De esas costumbres del vulgo que de vulgares nada tienen

La romería de La Melonera sumerge a León en el otoño más ancestral
​Todas las fotos de La Melonera

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

León

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Volvió la boda de viudos, en el esplendor que tiene para la calle. Se celebró ‘La Covada’, con todo el paralelismo que encierra el concepto de la igualdad comprendido en sentido inverso. No podía faltar El Filandón, la versión antigua de las modernas plataformas de entretenimiento hechas al uso de hace unas décadas. Y la boda leonesa es a la tradición lo que la recolección al otoño.

Así que, con todos esos argumentos, la romería de La Melonera convirtió la plaza del Grano en el epicentro de la vuelta al sabor más antañón del León típico, solo que con alguna visita no habitual y más integrada en otros ámbitos que en el estríctamente etnográfico.

Van diez años ya desde que se asumiera como municipal la iniciativa de rememorar como el León de hace un par de siglos ya tenía intríngulis. Era cuando se practicaba la covada, y el marido de la parturienta simulaba metido en el lecho conyugal los dolores por los que había pasado la sufrida madre antes, para que también se le dispensaran a él las atenciones que la esposa había recibido.

La mañana ya estaba entrada en la luz del día cuando comenzaron a llegar quienes participaban en el encuentro. Las danzas del Viejo Reino acompañaron la tradicional venta de melones que da nombre a la propuesta y que de esta guisa hace del escenario un reencuentro con el pasado ahora que tanto apetece mirar al futuro. ‘La Melonera’ rememora el encuentro de leoneses en un prado a la entrada de León documentado a finales del siglo XIX y principios del XX, donde se vendían melones y sandías. Ahora, desde hace diez años, la plaza del Grano es el escenario de esta romería con demostraciones de antiguos oficios, indumentaria tradicional y sobre todo, melones y sandías.

Camino Orejas, concejala de Fiestas, pregonó orgullosa la esencia leonesa del evento. No faltaron los talleres de forja, pimentón, queso y plantas; talleres textiles de artesanos (proceso de transformación de la lana, vareado de lana de colchones, indumentaria tradicional, pasamanería y abalorios, confección de escapularios, confección de reposteros y trenzado de ligas de lana en telar), talleres de fibra vegetal (cestos y escriños con caña de centeno) y de oficios y faenas (aperos agrícolas, estampero y marquetería tradicional, aguadores, pastor y pellejero).

León en estado puro, en veraz versión de la historia.

Glosa

Camino Orejas pregonó la esencia del evento, seguido por numerosos vecinos y turistas

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

La música no podía faltar. ÁNGELOPEZ

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