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Prisiones

Trasladan a Villahierro al asesino de Manuela Chavero, que abandona Badajoz por seguridad

Eugenio Delgado está pendiente de que se fije su pena, tras ser considerado culpable del crimen por un jurado popular

Agentes de la Guardia Civil de Zafra (Badajoz) escoltan al autor confeso de la muerte de Manuela Chavero.GLORIA CASARE/efe

León

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El Centro Penitenciario Provincial de Villahierro ha recibido esta mañana a Eugenio Delgado, el varón considerado culpable de la muerte de Manuela Chavero en Badajoz en 2016, a la que violó y asesinó cuando eran vecinos en la localidad cacereña de Monesterio.

Delgado ha sido trasladado a León por motivos de seguridad, una vez que había sido identificado en la prisión extremeña por otros reclusos. Llega a la penitenciaría de Mansilla de las Mulas con una pena de un año de cárcel por robo, más la que se le imponga por el crimen.

Manuela Chavero era una vecina del municipio pacense de Monesterio, que desapareció sin dejar rastro la madrugada del 5 de julio de 2016. Salió de casa dejando las luces encendidas y la televisión puesta, pero sin documentación y sin el móvil, que quedaron en el interior de la vivienda, por lo que los investigadores siempre creyeron que salió con alguien conocido y que tenía intención de regresar en pocos minutos.

Eugenio condujo a Manuela hasta su vivienda con la excusa de que debía devolverle una cuna que le había prestado. Una vez en el interior, y sin el consentimiento de la víctima, la abordó sexualmente y la agredió hasta darle muerte. Después llevó el cadáver a su finca, donde lo enterró desnudo, solo tapado con una sábana y un albornoz.

Eugenio Delgado tenía 23 años en el momento de los hechos, y era un conocido de la víctima. Sus padres tenían una casa en la calle Cerezo, a pocos metros de la de Manuela Chavero, pero en la que no residía nadie. Según su versión, la muerte fue un accidente.

Delgado explicó que la víctima andaba de espalda portando la cuna, cuando tropezó, cayó contra el suelo y quedó inmóvil. Dijo también que no comprobó si tenía pulso o respiraba, pero que intuyó que estaba muerta porque había sangre "en la zona de la cabeza" y "no se movía".

Tras cuatro sesiones de juicio el jurado declaró por unanimidad que los hechos son "son constitutivos de un delito de agresión sexual", ya que "no hay otro móvil posible", así como de un "delito de asesinato", en el que además "concurren alevosía y ensañamiento", ya que el acusado "se asegura que Manuela no pudiera defenderse y aumentó deliberadamente su dolor, con las múltiples fracturas que presenta".