La escasez y el alto precio de los alquileres desborda las residencias de universitarios

Con el curso universitario en marcha desde mediados de septiembre, las inmobiliarias leonesas continúan recibiendo llamadas todos los días de estudiantes que intentan encontrar un piso. Una tarea que se ha convertido casi en imposible y que tiene repercusión en alojamientos como las residencias, que están desbordadas y suman lista de espera. El presidente de la Asociación de Residencias Universitarias de León, Adrián Álvarez Tascón, explica que, además, en los últimos años han cambiado, sobre todo, «las estancias, que cada vez son más largas y se extienden hasta los dos años e incluso hasta los cuatro del grado», en relación a que tradicionalmente el universitario pasaba su primer curso en una residencia y, cuando ya conocía la ciudad y a compañeros para compartir piso, se iba de alquiler.

«Hay falta de oferta», añade el gerente de la Cámara de la Propiedad, Miguel Ángel Sánchez, para añadir que esta situación «es generalizada» y añade: «El mercado de alquiler de piso para estudiantes es limitado, porque muchos arrendadores siguen prefiriendo el arrendatario habitual, aunque le saquen mucho más dinero con universitarios». En este sentido explica que a la falta de viviendas se suma la apuesta de muchos propietarios por las viviendas de uso turístico, a las que le sacan otro rendimiento.

El precio medio de una habitación en un piso compartido de estudiante suele rondar los 300 euros. Por contra, las residencias suelen tener un coste más elevado, 850 euros de media, aunque incluyen servicios como pensión completa, con limpieza, lavandería o internet incluidos también, además los gastos de calefacción, por ejemplo. «Antes una habitación de alquiler costaba 160 euros, con lo que ahora no es tan económico como antes», señala Fernández Tascón.

Alta demanda

En León hay más de una docena de alojamientos para estudiantes entre las residencias y el colegio mayor. Entre todas ofertan más de un millar de plazas y está previsto que la oferta crezca con la construcción de una nueva residencia cerca del campus. Además, el presidente de la asociación de residencia en León señala que cada vez son más los estudiantes de FP que vienen a estudiar a León y también se hospedan en las residencias, con lo que aumenta la demanda. Este año, son cerca de tres mil los estudiantes que se incorporan a las aulas universitarias, con lo que los estudiantes totales superarán los doce mil. Como en otras ciudades de España, la búsqueda de un piso sigue siendo una dura misión. De hecho, a nivel autonómico, la ocupación de los colegios mayores ya roza el 100%, una opción que eligen nueve de cada diez alumnos.

Los barrios en los que más quieren alquilar los universitarios en León son La Palomera y San Mamés, por su proximidad al campus, pero también buscan en el casco antiguo y en la zona centro. En muchos casos, los pisos que se les alquilan «no están actualizados» y los estudiantes se encuentran con «los muebles de la abuela» o de Ikea, con lo que al arrendador les resulta más económico. Cada vez que se alquila un piso, el propietario debe dejar en la Cámara de la Propiedad Urbana la fianza, señalaMiguel Ángel Sánchez para incidir en que a pesar de que el precio medio del alquiler en León no es caro, y la renta media ponderada es de 471 euros, los pisos baratos «se alquilan solos» y sólo quedan los caros. Con lo que la «escasez de vivienda» hace que el precio de estos suba, además, «cuando se hereda una vivienda, por regla general, se vende», lo que sumado a las viviendas turísticas hace que la oferta se reduzca y el precio aumente, a lo que se añaden las reticencias de muchos propietarios a alquiler a estudiantes.

Otros, por contra, alquilan las habitaciones de forma independiente, fijando un precio por cada una de ellas y no uno general que después dividen los estudiantes. De esta forma se saca más rendimiento al piso. Por contra, los estudiantes suelen dejar el piso los meses de verano, cuando se van de vacaciones, por lo que estos meses el arrendador no tiene ingresos. Este es uno de los motivos por los que la mayoría prefiere el residente habitual, una situación que ahora está en el aire con el registro de viviendas temporales en el que trabaja el Gobierno para regular los pisos de alquiler.

La ULE cierra su bolsa de pisos

Tras más de una década, la Universidad de León ha cerrado este curso la bolsa de pisos que ofrecía su Servicio de Vivienda. El vicerrector de Estudiantes, Cultura y Deporte, Diego Soto, explica que la idea original del programa era actuar «como mediadores» pero que se había desvirtuado y que «había grandes tenedores que tenían muchos pisos y que usaban la bolsa como un servicio». De este modo, la institución académica ha decidido suspender «temporalmente» esta apartado, pero como informan en su web mantienen «el asesoramiento y la orientación a la hora de encontrar alojamiento en la capital leonesa» sobre todo a los estudiantes de nuevo ingreso y también a los estudiantes Erasmus, que son los que más dificultades tienen para encontrar alojamiento.

«La bolsa ahora tampoco tenía ya mucho sentido, porque había poca demanda, era ya algo marginal, porque muchos estudiantes buscan su alojamiento por las webs o por las redes sociales», añade el vicerrector.

«La Universidad de León ya estudia nuevas fórmulas que permitan la reestructuración del servicio, con el objetivo de ofrecer a los estudiantes una experiencia de mayor calidad, desde el convencimiento de que los cambios que se implemente mejorarán notablemente el Programa Vivienda», precisan en la web del programa. Además, se ofrece el correo del Vicerrectorado de Estudiantes, Cultura y Deporte para que aquel univeresitario «que necesite ayuda en la búsqueda de residencia» contacte con ellos directamente.

Diego Soto destaca que de momento los estudiantes no han manifestado que en León exista problemas a la hora de encontrar un alojamiento para residir durante el curso.