La Universidad de León afronta la cita para lograr Medicina con optimismo y la solvencia de su proyecto
Nuria González se reúne mañana con los rectores de Burgos, Salamanca y Valladolid y el presidente de la Junta
Mañana es un día decisivo para la Universidad de León. El 2 de octubre fijado por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Un día clave en el que la rectora de la institución académica leonesa, Nuria González, se enfrenta cara a cara a los rectores de las universidades de Valladolid y Salamanca, Antonio Largo Cabrerizo y Juan Manuel Corchado, y a Mañueco, teniendo únicamente como posible aliado al rector de Burgos, Manuel Pérez Mateos, que igual que González pedirá el título de Medicina. Mañueco ha insistido por activa y por pasiva que son fundamentales «el consenso» y la viabilidad para que tanto León como Burgos consigan Medicina. Un consenso que depende de los rectores de Valladolid y Salamanca, que también podrían exigir algo a cambio de ceder en sus posturas y que las cuatro universidades públicas imparten el grado, aunque al principio fueron tajantes en contra de ampliar las facultades en Castilla y León. De hecho, los decanos de las facultades de Medicina vallisoletana y salmantina inciden en que no es necesario abrir más centros.
La baza de León, en la que siempre han insistido tanto la actual rectora, como su predecesor, Juan Francisco García Marín, es la memoria en la que han trabajado los responsables de la institución académica —con Nuria González al frente cuando era vicerrectora de Actividad Académica— desde hace meses y que se presenta como garantía para conseguir el ansiado título por el que la Universidad leonesa y toda la sociedad ansía desde hace más de dos décadas. Una memoria, que como dijo González en la apertura del curso académico demuestra que «es un proyecto viable» y que León «cuenta con el talento y los recursos necesarios». Mañueco, sin embargo, en junio, durante la toma de posesión de la rectora, lanzó durante su discurso que la propuesta de León «no cumple con el requisito de la viabilidad» tras presentar como exigencia fundamental ese «consenso» al que ha apelado desde entonces.
Durante sus últimas intervenciones, el presidente de la Junta, y también la consejera de Educación, Rocío Lucas, se comprometieron a «liderar» esa búsqueda de consenso con todos los rectores y a no dar la espalda «a la ilusión colectiva» que había generado Medicina tanto en León como en Burgos.
Sin problemas con el profesorado
Una de las claves es dónde se impartirán las clases. Desde el equipo rectoral se ha apuntado siempre que para los primeros cursos no habría grandes problemas, pero a largo plazo será necesario un espacio propio, una facultad. Entre las opciones que siempre se barajaron están el antiguo hospital San Antonio Abad — que exigiría una reforma casi integral, lo que eleva mucho el presupuesto— o la construcción de un nuevo edificio. En este sentido, la institución académica aún cuenta con espacio disponible en el Campus de Vegazana e incluso el municipio de Villaquilambre ha ofrecido un solar propio para levantar la nueva facultad. A tener en cuenta está también que Ponferrada tampoco descarta posturlase para que el título se imparta en el Bierzo, donde la Universidad de León ha centralizado en los últimos años los títulos vinculados a la rama de Ciencias de la Salud.
«Ilusión colectiva»
«En León había mucha tradición entre los médicos en hacer el doctorado», explica el vicerrector de Profesorado, Miguel Ángel Tesouro, para defender las posibilidades que tiene la Universidad de León para contar con el personal con el título adecuado para impartir las clases en Medicina. De hecho, concreta que hasta hace seis años se presentaban una media de 20 tesis al año y que una vez que gestó con más fuerza la batalla por conseguir Medicina desde la institución académica se empezó a sondear a los médicos que contaban con el doctorado para ver si estarían dispuestos a implicarse en el grado. «En el Caule hay cerca de 80 médicos con el doctorado y de ellos unos 60 podrían tener interés en ser profesores», sentencia Tesouro, para explicar que en ese caso sólo les faltaría la acreditación y que desde la Universidad se les está ayudando para que aquellos que tienen los méritos la soliciten. Los cálculos apuntan a que León podría necesitar unos 50 profesores, en caso de que se admitiesen entre 80 y cien alumnos, a los que podrían sumarse unos 70 asociados, que a través de «plazas vinculadas podrían mantener su labor asistencial en el Hospital». Así, los 70 asociados que necesitaría León son una quinta parte menos de los que actualmente tiene Valladolid, donde los asociados son 350. Esta figura, la del profesor asociado, es una de las más controladas por la nueva ley de Universidades, que exige que realmente sean profesionales que viven de su trabajo y que aporten su experiencia de manera concreta en las aulas universitarias. «En León hay doctores que no tendrían que venir de fuera», dice Tesouro, tras añadir que gran parte de las investigaciones realizadas por médicos para hacer su tesis se realizaron en Veterinaria.