Diario de León

Más del 50% de los viajeros se apearon desde que Feve se queda a la puerta de León como quiere Diez

La línea apenas suma 150.390 usuarios frente a los 329.011 que tenía antes del recorte en 2010

Una viajera en el apeadero de La Asunción. FERNANDO OTERO

León

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No hay más que 2,5 kilómetros de distancia; apenas una caminata alegre de 10 minutos. Pero en ese trecho que dista de la parada de La Asunción, a la puerta de la ciudad, a la estación de Padre Isla, en el centro, se han quedado 178.621 viajeros. Más de la mitad de los que montaban en los trenes de Feve antes de que se cortara la circulación para iniciar las obras de cierre de la brecha, en septiembre de 2011, se ha bajado de los convoyes de la vía estrecha desde que les desahuciaron a las afueras, como quiere asentar ahora el alcalde de León, José Antonio Diez, en connivencia con el ministerio de Óscar Puente.

Merma del servicio

En los dos primeros años desde el corte en La Asunción se bajaron de Feve 102.188 viajeros

Subidos a los trenes quedan sólo 150.390 viajeros. La cifra contiene a los que viajaron por la línea que une la entrada de la ciudad con la ribera del Torío, cruza hacia La Vecilla, atraviesa Boñar, pasa por Cistierna y para en Guardo. Más allá, en el regional diario que alcanza Bilbao, se anotaron otros 23.500, de acuerdo a los datos de 2023, último año cerrado, en el que la propia compañía estatal sacó pecho por el efecto de atracción de los bonos descuento.

Aunque ni siquiera con este incentivo se ha logrado acercarse a los 329.011 que se montaban en los trayectos de ida y vuelta que surcan la montaña leonesa y entran hasta la localidad palentina. El 54,3% de los que utilizaban este medio de transporte público en 2010, bien de manera frecuente para acercarse hasta la capital a su puesto de trabajo, a comprar o al médico, o para visitar cualquiera de las localidades que pespuntean de apeaderos la línea no montan ya.

La mayoría lo dejaron ya apenas se cortó en septiembre de 2011 el trayecto en La Asunción. El tope colocado en la periferia d la ciudad, donde Diez insiste en convertir en definitivo el cierre que se vendió como provisional, hizo que en el primer año se perdieran 40.434 viajeros. Al siguiente, con la rémora de los 15 minutos adicionales que lleva el transbordo en bus por carretera hasta la estación de Padre Isla, se apearon otros 61.754 usuarios.

El goteo desde entonces ha sido incesante, incentivado por las deficiencias del servicio: falta de maquinistas que provocan que se queden trenes a medio camino, maquinaria averiada que obliga a transbordos en autobús y taxis e, incluso, ausencia de revisores, lo que hace que parte del pasaje viaje sin pagar, ni contabilizarse. La suma de todos los factores hace que la estadística se hunda. Con estros números, los trabajadores y usuarios temen desde hace años que acabe por justificarse el cierre. En La Asunción, donde Diez apuesta ahora por fijar el tranque, puede que no termine todo.

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