Sancho el Gordo se pone el traje de ronda oeste de León
La modesta calle leonesa soporta el tráfico de una gran avenida
El fenómeno
No hay una calle secundaria de León con mayor relevancia para el tráfico de la ciudad. Sancho el Gordo vive sin querer en el momento estelar de una hoja de servicios que pasó de liberar tránsito de coches de línea desde la estación de autobuses a desahogar la demanda discrecional con destino a los barrios del oeste de la capital leonesa. En la margen derecha del Bernesga pasan cosas;y muchos coches, por un embudo sobrevenido entre obras, otro aliciente para los conductores que tienen la finalidad de llegar al Crucero o circular río arriba, armados de paciencia para superar el estrecho de Sancho el Gordo, asfixiado por la obra de la intermodalidad. Y coches y más coches, que terminan en un semáforo con dos carriles, y un filtro posterior en la calle Ana Mogas, hasta ver, al fin el paseo de Salamanca, y el doble sentido de la circulación entre dos carriles que parecen a veces cuatro. Otra impertinencia en ese encaje final; algunos conductores bromean con que se sale mejor de la droga que de la intersección de la calle Ana Mogas al Paseo de Salamanca. Ahí desemboca la mayor parte del fluido que corre por Sancho el Gordo, circunvalación oeste encubierta de la capital leonesa, la línea más recta para que los vehículos que llegan a la ciudad a través de Sáenz de Miera y el acceso sur alcancen los barrios del poniente; el contraste resulta indiscutible. De cuatro canales de los enlaces de la LE-30 al pasillo entre vallas de Sancho el Gordo. La calle clave para que el tráfico recurrente entre estaciones salga airoso. Se espera que la glorieta del puente de Los Leones devuelva la paz a Sancho el Gordo.