Los vendedores del mercado tradicional de León: "Mucha gente nos ha dicho que aquí no vuelve a comprar"
Los vendedores se estrenan en el aparcamiento De San Pedro pero con la intención firme de ir a la plaza de la Catedral a partir del 11 de enero
La pregunta viene con carga irónica. “¿Pero qué hacéis aquí?”, lanza una de las habituales a los vendedores que, con el sol de su parte, se estrenan en el aparcamiento De San Pedro, después de que les desahuciaran de la plaza Mayor. La pregunta lleva implícito el reproche de por qué no están allí, en la plaza de Regla, como le pidieron al equipo de gobierno del Ayuntamiento. Esperan que sea a partir de enero, como les han prometido los responsables municipales que estudiarán y como apoyan los vecinos del casco histórico y partidos de la oposición. Pero, aquí, donde están ahora, “mucha gente ya ha dicho que no vuelve a comprar”, traslada Alberto García.
Otros, admiten, les han trasladado que no están “tan mal”. “Pero bien no ha dicho nadie”, resuelve el comerciante de este mercado tradicional que reclama estar intramuros, donde se han instalado otras veces, durante las fiestas, porque suman “un atractivo turístico”. “No sabemos a quien podemos molestar salvo que sea al Obispado, por las bodas de los sábados por la mañana”, deja caer el vendedor, que insiste en que aguantarán en San Pedro “hasta enero”. “Pero vamos a luchar por montar en la Catedral, preferiblemente en la plaza de Regla, aunque nos han hablado también de que se puede mirar en la fachada junto al palacio episcopal y en Puerta Obispo”, avisa.
No tienen más que el compromiso de que se estudiará, pero sin ninguna garantía de que en enero, cuando se acabe el mercadillo navideño que tomará la plaza de la Catedral desde el 15 de noviembre, irán allí. Fon eso han tenido que aceptar puesto que, entre los 40 productores y vendedores agroalimentarios y los 15 textiles, había quien no podía aguantar más. “Si seguíamos, tenía que elegir entre pagar la hipoteca y comer”, admite Patricia Ferrero, quien en esta primera mañana de miércoles reconoce que “se ve gente después de casi dos semanas sin montar”. “Yo prefiero donde más me dé de comer”, sentencia, sin dejar de atender a la clientela habitual.
A la misma venta se agarra Fran Lozano, quien reseña que han acudido al reclamo “los de siempre”, aunque “algún desorientado hay, después de dos semanas sin montar”. “Lo que nos han dicho es que nos echaban de menos y querían comprar”, explica el vendedor, quien coincide en la preferencia por la plaza de la Catedral, pese a que esta primera mañana “parece que es algo más la novedad y hay gente”. “Aquí no vienen los turistas”, incide, a pesar de que desde el Ayuntamiento han avisado a las guías turísticas que les bajen a ver el mercado los miércoles y sábados como hacían antes con la plaza Mayor.
El problema ya se dio a principios de siglo. Cuando se hizo el aparcamiento subterráneo de la plaza Mayor, el mercado también se llevó a San Pedro “durante casi tres años”, como recuerda Salvador Arias, uno de los más veteranos. “Entonces, hubo quienes después no querían retornar e incluso se marcharon a Navatejera y Villaobispo”, rememora la polémica que hizo que, antes las pegas que se pudieron entonces para los camiones de gran tonelaje, hubiese quien no volvió a la plaza Mayor. De todos modos, yo prefiero en la Catedral”, dictamina con la experiencia como aval.
La sentencia la subraya desde este lado del mostrador de la furgoneta de embutidos uno de los clientes. “¿Dónde aparcamos los que venimos a comprar aquí? Todo son follones y luego multas”, se queja Pablo Cuadrado para dar voz a una molestia que comparten los vecinos de la zona y que, además, se subraya en el informe de los técnicos de Urbanismo que rechazan que se ubique el mercado en un aparcamiento que tiene una ocupación del 100%, sobre todo los sábados, como “centro neurálgico” del desembarco en el casco histórico.
Los argumentos avalan la reclamación unánime de los vendedores, a quienes el Ayuntamiento de León les ha emplazado dentro de un mes para, además de darles el informe que valore la ubicación en la plaza de la Catedral, estudien cómo han ido las ventas. “Ya sabemos cómo será. La vez anterior, hace 20 años, no fue malo, sino lo siguiente. No nos estrenábamos”, afina Jesús García, uno de los 15 vendedores textiles que se instalaban en la bajada de la calle Plegaria. “Esto es un moridero. Que nos lleven para la Catedral y nos dejen en paz”, imploran.