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Alcalde Miguel Castaño son 500 metros obstáculos

El baile de los contenedores come espacio peatonal sin evitar el riesgo para los vehículos

La ubicación de los contenedores en Alcalde Miguel Castaño crea discordia. FERNANDO OTERO

León

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Pese a sus cuatro carriles, dos en cada sentido, y sus aceras, Alcalde Miguel Castaño se ha convertido en un circuito de 500 metros obstáculos para los conductores y los peatones. La ubicación de los más de media docena de contenedores, movidos cada poco para probar dónde molestan menos, los convierte en un elemento de discordia para conductores y peatones. A los primeros los recipientes los desafían cuando, al circular por los márgenes derechos, se ven obligados a circular con el tiento suficiente para no invadir el carril central y chocar, pero sin arrimarse suficiente al extremo donde peligra su retrovisor. Mientras que, para quien anda por el espacio peatonal, suponen un nuevo estorbo que reduce a la mitad el paso.

El problema cae ahora en el lado peatonal después de que, desde hace unas semanas, el Ayuntamiento de León haya decidido que los operarios de la recogida de basura trasladen los contenedores a la altura de la acera, unos metros más allá de donde estaban antes. No se usan ya los entrantes que hay en el acerado, en los que cabían los recipientes, sino que invaden de manera directa el ámbito de los peatones mientras que estos espacios asfaltados quedan sin contenido, ni función, ni posibilidad de que los viandantes circulen por ellos sin tropezarse.

El nuevo sistema motiva que, en función de las operaciones de carga y descarga de los camiones de la basura, unos días queden un poco más dentro de la acera, con el consiguiente obstáculo para los peatones, y otros continúen asomados al borde de la acera. Pese a esta última situación, los vecinos admiten que se ha reducido el número de retrovisores que aparecían de manera frecuente destrozados en mitad de la calzada cuando los vehículos colisionaban sin poder salvarlos, lo que había convertido la arteria principal de salida hacia el sureste en un caladero de negocio para los desguaces de León y alrededores.

Pero la solución no acaba de convencer ni a conductores, ni a peatones. Menos incluso a los vecinos de la zona, que reclaman que se haga una reforma de los espacios reservados para los contenedores para que quepan, sin sobresalir hacia la calzada, al tiempo que no queden como un espacio muerto que no sirve para nada.

Retrovisores rotos

Los contenedores están encima de la acera y dejan sin uso los huecos reservados para ellos