Las soluciones al corrimiento se plantean en modo de bypass y pantallas
Los transportistas ironizan: «Ahora que nos bajaron el peaje, volvemos por el puerto de Pajares»
El retorno forzado al puerto vuelve a llenar la N-630
Una hora más de trayecto, un retorno al pasado; un reencuentro con el curso legendario sobre el que se cimentó la actividad del transporte en el norte de España, con los camiones que hicieron de la aventura de Pajares el trayecto más exigente de cuantos acometían en la geografía nacional. «Lo conozco como la palma de la mano», comentó un transportista leonés minutos después de coronar el puerto, y poner tierra de por medio entre la Tercia. Como quien se quita presión al regreso a un escenario vintage, que recuperó desde el domingo Pajares, paso obligado y único desde que el corrimiento de tierra y piedras en la AP-66 recompuso todos los planes de circulación en uno. León-Asturias por Pajares es la mitad de la historia del transporte por carretera en España, que ha devuelto al puerto a la primera plana informativa, y a las travesías de la N-630 la tensión circulatoria. «Bueno, ahora pillas algo de retención y no adelantas hasta la Venta de la Tuerta», bromea un automovilista a las puertas de un restaurante de carretera del este corredor del Bernesga, en los que se sabe que se come bien porque no caben los camiones a la puerta. La carretera de Asturias lo vuelve a ser con todos los condicionantes. «Ojo, que hay tramos que son puntos negros», alertan en la zona, ante al presión circulatoria que en esta carretera no se veía desde el último primer domingo de septiembre en el que se celebró la fiesta minera de Rodiezmo. Ojo, sí, al cruce, que en horas puntas, «hay que pedir número para entrar al valle de la Tercia». Ojo, sí, con la tensión en las travesías de Ciñera, del Buen Suceso, de Vega de Gordón, en las que no se aprecia diferencia con un día cualquiera en San Miguel del Camino, de la N-120; ojo de con la curva cerrada de Villasimpliz. Las asociaciones de transportistas reconocen que no está la carretera de Asturias en las mejores condiciones para soportar el aluvión de tráfico que se le viene encima desde el domingo, los siete mil vehículos diarios, más de mil doscientos camiones, que se topan con el cierre de la autopista.
La carretera de Asturias vuelve al escenario del murmullo que abandonó de forma progresiva en los ochenta, a medida que entraban en servicio los distintos tramos de la autopista de peaje, una oferta con la que no se puede competir, ahora que prima más que nunca la competitividad. Los transportistas, Pajares arriba, pajares abajo, no saben si mirar la aguja del reloj o la del tacógrafo; o la aguja del combustible, que también le va a suponer un gasto extra por la exigencia d ela orografía en ese Alpe D Huez de Puente los Fierros a Busdongo. «Justo, ahora, que empezaban a rebajar el precio de la autopista», ironiza otro transportista habitual en esta ruta diaria que toma el sector entre los centros logísticos asturianos y el cualquier destino de la península.
Menos disgusto por la alternativa se nota entre los establecimientos hosteleros de este cauce de la N-630 y el Bernesga, en el que muchos reciben el nuevo aluvión temporal de tráfico con la trapa bajada, la salida que les quedaba a más de tres décadas de regresión. Hay retenciones a la hora del café, a la hora del almuerzo, a la hora de la sobremesa; cae la noche, y sigue la estela del bullicio en el asfalto.
No es la única repercusión; el aleteo del tráfico en las rampas de Pajares desata una tormenta en la LE-20, la estructura de comunicación enclenque que se armó para dar servicio a la circunvalación de León, y en la que se topan los camiones con rotondas controladas en el mando a distancia de los semáforos conectados a pasos de cebra. Se esperan días duros para el tráfico en la mitad norte de la provincia leonesa. Mientras, en la arteria paralela, se calculan actuaciones: pantallas de tráfico y bypass para salvar la circulación en la reapertura. Aún sin fecha definida. Los geólogos llegaron ayer hasta la zona.