Con larga historia
El inmueble conserva una fachada gótica-mudéjar del siglo XIV y la torre de influencia florentina del XVI. Además, sobre viviendas del XIX se ensamblan los restos del palacio, la portada y el torreón. El edificio representa uno de los escasos ejemplos de arquitectura civil nobiliaria. Está catalogado como Bien de Interés Cultural y desde 1931 cuenta con la declaración de monumento nacional. Pese a todos los estudios históricos, aún no ha podido certificarse su edificación como casa principal de la familia Quiñones en el siglo XIV. Ha albergado usos como café cantante; una funeraria y un almacén de frutas. También ha vivido a lo largo de su existencia diversos acontecimientos, entre ellos, la explosión de una bombona en los setenta que supuso la destrucción de varios artesonados.