El ayuntamiento adeuda el pago del primer plazo del Aula de la Uned

Casi cuatro meses después de que el Aula de la Uned comenzara las clases correspondientes al curso 2002-2003, el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo no ha satisfecho el pago de la primera cantidad estipulada en el contrato por los servicios prestados por el Centro Asociado de la Universidad Nacional a Distancia de Ponferrada, que sustenta la enseñanza de medio millar de alumnos y veintitrés carreras. La UPL levantó ayer el la voz en un comunicado público para denunciar la deuda, que asciende a 13.452 euros, primera parte del total de 27.000 euros en que se rubricó el proyecto, además de señalar como agravante que esta partida fue aprobada por la Comisión de Gobierno del pasado 13 de noviembre y todavía no ha sido desembolsada. Este retraso en los pagos tiene su precedente en el curso pasado, cuando los profesores tuvieron que esperar al mes de julio para ver como se hacía efectivo el ingreso del sueldo que abarcaba «desde la primera clase hasta la última del curso anterior». En esta ocasión, el consistorio había aprobado el pago en la Comisión de Gobierno del 10 de abril de 2002, que tardó en hacerse efectivo hasta entrado julio. Este curso se había decido que el pago se fraccionaría en dos plazos, el primero de los cuáles ya debía de haber pasado de la burocracia del papeleo a la realidad de la cuenta corriente del organismo de la Uned en Ponferrada. Luis Herrero Rubinat, portavoz leonesista en el ayuntamiento, achaca como única desencadenante de esta demora en el pago «la negligencia y a la mala gestión que presiden la acción del PSOE municipal». El concejal de la UPL personaliza el dardo de sus acusaciones al afirmar que «el alcalde de San Andrés se presenta con exquisita puntualidad a la hora de hacerse la foto en las dependencias del Aula de la Uned, por ejemplo en la inauguración del curso académico», aunque «no manifiesta la misma diligencia llegado el momento de asumir los compromisos económicos del ayuntamiento». A juicio de Herrero Rubinat esto se debe a un presunto narcisismo de Miguel Martínez «que evidencia la prioridad que él mismo da a su propia imagen respecto a la gestión del ayuntamiento».