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Un jubilado denuncia el robo de 95 euros por parte de un individuo que simuló ser un funcionario de la Junta y que trabajaba para el catastro

El timo de la cinta métrica

La policía no había escuchado nunca detalles sobre un caso similar: un individuo de mediana edad se hac

Publicado por
Luis Urdiales Redacción - LEÓN.
León

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El registro de timos y timadores incluye desde ayer una fórmula inédita hasta la fecha: la de la cinta métrica. La víctima, un jubilado leonés engañado por la artimaña del autor de la nueva patente de robo. El lugar, un inmueble en el que sólo habita un matrimonio, la mujer impedida por enfermedad. El autor, un hombre de tipo medio; de mediana edad, vestido de forma discreta, de mediana altura, pero que sobresale por sus dotes persuasivas. Sucedió en la tarde el pasado martes, al anochecer. El timador se personó en casa de Alejandro, en un piso de la céntrica calle de Ramón y Cajal de la capital leonesa. En el edificio, de tres plantas, no hay más pisos habitados que el que acogió la fechoría. «Me dijo que era un funcionario de la Junta de Castilla, que venía a medir la casa, que si era yo el propietario y que si tenía inconveniente en que midiera mi casa para contrastar los datos con los que había en el catastro», relata Alejandro C., la víctima de la novedosa argucia utilizada para el robo. Pero la tarea que sirvió al timador para entrar en la vivienda fue la última que puso en práctica. Antes, con una labia a prueba de escépticos, se dedicó a realizar preguntas al inquilino de la vivienda; tan personales, que llegaron a invadir la privacidad sobre ingresos, gastos u objetos de valor que había dentro de la vivienda. El bombardeo del interrogatorio transcurrió siempre , según puso la víctima en conocimiento de la policía, entre un parapeto de funcionario de la administración comprensivo con los problemas que cercan a un contribuyente. Hasta que el autor del engaño llegó a engatusar a su víctima con una gestión «en el lugar correspondiente» para que la administración le facilitara asistencia y ayuda económica para descargar la situación familiar: un matrimonio de edad avanzada y con la mujer impedida por una enfermedad. Cuando obtuvo toda la información que precisaba para realizar la fechoría, o sea, limpiar la casa de cualquier detalle de valor, pasó a la acción. «Bastante iba a suponer yo que se trataba de un sinvergüenza delincuente. Venía vestido como una persona normal, una chaqueta azul, un pantalón azul, hablaba bien, no me hizo sospechar nada», dice el inquilino timado. El timador sacó una cinta métrica del bolso e inició el proceso final: «Entró en una habitación de la casa, me dijo que sujetara la cinta por un extremo y él tiró hacia otra estancia, como que estuviera midiendo. Así, hasta pasar por toda la casa, hasta la cocina», cuenta la víctima, que cuestiona la forma poco ortodoxa que empleó el sujeto para realizar las mediciones. «Yo estaba en una habitación, sujetando la cinta y él, en otra. Robándome, claro». A la mañana siguiente Alejandro C. se percató del desfalco: «Tenía 55 euros en la cartera y 40 euros, en dos billetes, en la cartilla del banco, y se fue con ellos; si llego a tener más dinero en casa, más me quita». Después de conseguir su propósito, con 95 euros en el bolsillo, el timador se despidió del timado con promesas de regreso: «Me dijo que iba a volver a traerme una solicitud para que me facilitaran ayuda para cuidar a mi mujer».

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