Trabajo de primera, derechos de segunda
Una tasa de paro que casi triplica a la masculina, sueldos un 25% más bajos, veinte puntos menos de tasa de actividad y un nulo reconocimiento al trabajo no remunerado hacen que, pese al avance producido en las últimas décadas, la situación de
El informe sobre Mujer y Empleo elaborado por el Departamento de la Mujer del sindicato UGT finaliza con una triste conclusión. «Constatamos la necesidad de seguir trabajando por el acceso de las mujeres al mercado laboral y las mejoras de las condiciones laborales», afirma. León se presenta para las mujeres como una provincia con pocas salidas laborales, poca inserción laboral femenina y una agravada discriminación. Los sistemas económico e institucional han hecho todo lo posible -refleja el informe- para establecer los «valores sociales necesarios para mantener la situación de discriminación sexual en la sociedad actual», destacan los autores. Esta discriminación es, no obstante, tan díficil de probar que no llega a los juzgados. El titular del Juzgado de Instrucción número 2 y decano de los jueces, Juan Carlos Suárez Quiñones, reconoce que hasta los tribunales no ha llegado en los últimos años ninguna demanda de este tipo. Ni siquiera en los juzgados de Lo Social, admite José Manuel Riesco, titular del número 1. Ambos magistrados destacan que en muchos casos esta discriminación puede ir calificada como acoso sexual o moral pero, en ambos casos, la denuncia es el último recurso, prácticamente inexistente. La discriminación sexual no está siquiera tipificada en el Código Penal y para encajarla sería necesario recurrir a acoso sexual o a trato degradante. La falta de testigos y la dificultad para probar un comportamiento discriminatorio retraen a la mujer de la denuncia. El empleo sumergido tiene, también, nombre de mujer ya que el retrato robot típico de un trabajador en negro -explican en UGT- es una mujer menor de 25 años, con formación y que trabaja en una pequeña o mediana empresa. Este perfil nace de que el 60% del empleo no declarado se sitúa en el trabajo doméstico donde la mujer es casi la exclusiva protagonista negativa. Estos empleados, aunque estén contratados legalmente, sufren una nueva discriminación ya que ni siquiera está reconocida la posibilidad de accidente y sus tareas está excluidas de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Igualdad en 400 años Hechos como éste hacen que, ahora, casi cien años después sea aún necesario conmemorar, que no celebrar, un Día Internacional de la Mujer. «Un informe de la Organización Internacional del Trabajo revelaba que, a este paso, no se alcanzará la igualdad real entre hombres y mujeres antes de 400 años», explica la diputada socialista Amparo Valcarcel. «Claro que es absolutamente necesario este día de reivindicación mientras haya diferencias tan importantes y tan intolerables entre los géneros», explica. Esta jornada -agrega la parlamentaria- es «una llamada a las conciencias para que se cambien las políticas que hacen posibles esas diferencias». No obstante, considera que existe esperanza aunque sea a largo plazo, y que ésta nace de la educación, «la gran palanca de la igualdad». En los últimos años se han dado avances reales, vinculados a la educación y ésta dará los grandes logros del futuro porque ahora las mujeres representan ya el 53% de los universitarios. Inés Prada, concejala de Igualdad de Oportunidades del Ayuntamiento de León, apunta similares argumentos y puntualiza que aunque la igualdad formal existe, la real ni se plantea. Por ello, «hemos de seguir trabajando para que las mujeres aparezcan en las listas en paridad o al menos ocupando primeros puestos y no como floreros», explica. En septiembre, el Parlamento Europeo modificó la normativa que regula el acceso al empleo introduciendo la definición de conceptos como discriminación o acoso sexual en el trabajo como forma de discriminación sexual. Esta variación debe, según los sindicatos, ser un punto de partida para acabar con el desequilibrio entre géneros. La reivindicación sindical en esta jornada va más allá: aumento significativo del empleo femenino, puesta en marcha de medidas que eliminen la discriminación salarial, presencia equilibrada de hombres y mujeres en los ámbitos de decisión, la adopción de medidas eficaces que contribuyan a erradicar la violencia de género y la ampliación y mejora de centro de atención a niños y ancianos que faciliten la conciliación de la vida laboral y familiar. El manifiesto se cierra con un contundente no a la guerra.