Victoriano Crémer CRÉMER CONTRA CRÉMER
Parte de guerra
SEGÚN el servicio de información de mi Estado Mayor, y de acuerdo con las instrucciones emitidas para todos los frentes por el supremo mando aliado, «La guerra va bien», de lo cual todos nos alegramos, deseando que este estado victorioso se mantenga hasta la total derrota y exterminio del malvado enemigo. Según estos datos: nuestras fuerzas que son las de todos los estados unidos, en las últimas operaciones han avanzado algo más de mil muertos y no menos de cien mil heridos graves. Se espera con expectación conocer el número de kilómetros de prisioneros. Nuestra aviación ha alcanzado todos los objetivos previstos, habiendo destruido el Palacio de las Artes y la Escuela estatal del Magisterio Primario. Hubo que lamentar -aunque débilmente, porque las guerras son las guerras- que alguno de nuestros inteligentes misiles, equivocaron la dirección prevista y se abalanzaron sobre el mercado general de frutas y verduras, produciendo, con la natural confusión, la muerte de seis mujeres y catorce niños, todos ellos enemigos. Por nuestra parte hemos de lamentar la baja de una sargento peruana adscrita a las fuerzas de la séptima caballería, que se perdió en la ruta de los foramontanos y resultó prisionera de un chico, militarizado mientras duran sus vacaciones. Movilizado el regimiento de servicios especiales, la despistada fue rescatada y presto para Guantánamo el chico. Según se advierte en todos los servicios especiales de información, al cabo de los veinte días de lucha encarnizada, no hemos tenido que lamentar ni un solo herido, lo que pone de manifiesto la ineficacia de los elementos militares con que cuenta el enemigo y la formidable preparación que nuestras fuerzas han obtenido a lo largo y a lo ancho de tantísimas guerras de liberación como viene llevando a cabo nuestro país, desde lo del Maine, que nos permitió justificar entrar a saco en Cuba y quedarnos con Guantánamo para siempre. Los medios de información de las fuerzas unidas del Pacto de las Azores controlan perfectamente las incidencias de la guerra y gracias a su perspicacia y sabiduría, nadie que no esté especialmente calificado y autorizado por el mando aliado, tendrá acceso a la información dimanada de las acciones bélicas, políticas o económicas, evitándose de esta manera que el enemigo conozca cuáles son nuestros fallos, si es que se produjera alguno y cuáles nuestras intenciones para después de que al fin acabemos con todos los enemigos titulados que se nos pongan por delante. El general con mando en plaza que dirige todas o casi todas las operaciones, asegura que, con un poco de suerte y si el tiempo lo permite, la guerra terminará antes de las elecciones para concejos y consejerías que por lo visto tiene preparado el presidente español, tan fiel amigo de nuestra causa, por lo cual si es preciso aceleraríamos las operaciones hasta conseguir todos los objetivos previstos, incluyendo los correspondientes a las elecciones en las que está vinculado especialmente nuestro amigo el señor presidente de la República Española, (digo del Gobierno español, que tonto soy, en qué estaría yo pensando...). En este Estado Mayor y en otros menores se baraja en estos momentos históricos, la posibilidad de ampliar los planes de guerra del mando supremo, declarando «Eje del mal» a Siria, al Irán y si se pone terco a Turquía, que nos negó el paso por sus tierras de ocupación de los valientes muchachos de las divisiones muy acorazadas de la Cruzada por la liberación del mundo. Y asimismo, se hace constar, para los efectos consiguientes que no parece necesario por ahora que nuestro amigo el presidente nos conceda la intervención para nuestras futuras hazañas militares del portaviones «Príncipe», joya de la armada y de la que puede armarse si Dios no lo remedia, pero que de tener necesidad de su incorporación a nuestras fuerzas, avisaríamos con tiempo.Y esto es todo lo que cabe registrar en esta fecha para general conocimiento de los aliados y efectos consiguientes. Frente de guerra, en el mes de abril del año de la matanza general.