«La crónica de la muerte de Couso, la más dura que hice»

Yo estaba en la planta decimosexta del hotel Palestina, asomada al balcón observando los tanques que pasaban el puente, a 1.250 metros del hotel. Afortunadamente, el teléfono satélite sonó, entré en la habitación y entonces explotó la bomba. Pensé que había explotado algo dentro de mí. Me cayeron cristales y escombros, me quedé sorda momentáneamente y salí corriendo en busca de compañeros. En el piso catorce me encontré un compañero de la RAI que gritaba que Couso estaba herido. Dos minutos después de su muerte tuve que entrar en antena. Fue la crónica más dura que hice nunca.