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Publicado por
León

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Esta fiesta del Primero de Mayo le recuerda al Gobierno del PP que también tiene enfrente a los sindicatos, como se desprende del carácter fuertemente reivindicativo de las manifestaciones y del lema «Por la paz y el empleo. No a la guerra». La doctrina difundida durante todas las horas del día, de palabra y por escrito, sobre todo por los dos máximos líderes sindicales, coloca al Gobierno ante sus responsabilidades en materia de política económica, social y laboral, al parecer muy poco apreciada por Méndez y Fidalgo y las organizaciones que dirigen. Abocados ya a la campaña electoral oficial (la otra hace mucho tiempo que comenzó), el presidente Aznar y su Gobierno deberían reflexionar sobre qué pasa para que estén enfrentados con todo bicho viviente: los sindicatos, todos los partidos de la oposición, el mundo de la cultura y los artistas, el Papa y la Iglesia, los medios de comunicación que no sean de estricta obediencia gubernamental. Ahora llega el Papa a España e inevitablemente la evocación primera es el desacato del Gobierno y del PP a la condena reiteradamente lanzada por Juan Pablo II contra la guerra de Irak. La guerra no ha terminado, por mucho que se empeñe Bush en proclamar lo contrario, como demuestra el clima de rechazo de la población civil a las tropas ocupantes y las numerosas muertes o asesinatos que allí se siguen produciendo. Los sindicatos proclaman su adhesión a la paz y su no a la guerra, lo mismo que Su Santidad, lo mismo que la inmensa mayoría de los españoles. Esta fiesta del Primero de Mayo es un buen momento para renovar esas posiciones. Para los periodistas, con un especial recuerdo a nuestros compañeros muertos, uno de ellos, José Couso, cuyo asesinato han condenado en el Congreso todos los partidos excepto el PP, lo cual es ya llevar las cosas demasiado lejos por el Gobierno y su partido. Alguien ha dicho que precisamente ellos, que se pasan la vida obligando a los demás a condenar todo lo imaginable. Los asesinatos no sólo se lamentan: hay que condenarlos, entre otras cosas, por coherencia.