En el siglo XVIII se realiza el abastecimiento de agua potable

Fue a finales del siglo XVIII, cuando la ciudad emprende un verdadero plan de abastecimiento de aguas potables, que recogidas de los cuatro manantiales de las Ventas de Nava, unificaban su aforo en el Arca principal adosada al viejo muro romano colindante con la puerta norte o «Puerta Castillo», desde donde se distribuían a los puntos claves de la ciudad: conventos, monasterios, casas de nobleza y fuentes ornamentales y de servicio de las plazas de Regla, San Marcelo, San Isidoro y el Mercado. La ubicación de estas fuentes, llamadas «Carolingias» por estar inspiradas en el mandato que Carlos III hizo para sanear las ciudades de su reino, hizo proliferar la profesión de aguadores, que repartían el agua entre su selecta clientela, que podía pagarse la comodidad de no acudir con su cántaro a guardar turno para hacerse con su cupo diario de agua. Traída general de aguas Hasta el año 1924, después de varios proyectos, León no contó con una traída general de aguas, que de la mano de la empresa «Aguas de León», comenzó a distribuir el agua que redimió a los leoneses de la incomodidad de tener que ir a buscarla. Esto ocurría en septiembre, figurando como primer abonado el señor don Juan Guisasola domiciliado en la calle Sierra Pambley, 7, hoy calle de Alcázar de Toledo. Con la municipalización del servicio en 1956 se aumenta el caudal de suministro a la ciudad, pero la explosión demográfica de los años sesenta, y el creciente consumo experimentado por habitante y día, merced a las directrices emanadas de la Organización Mundial de la Salud, hicieron necesaria la toma de otros 400 litros por segundo, que fueron proporcionados por la Confederación Hidrográfica del Duero desde el canal de Velilla de la Reina, procedentes del embalse de Luna. Finalmente, patrocinado por la Junta, el Ayuntamiento acometió a principios de los años noventa el más ambicioso proyecto de abastecimiento de aguas para León, procedente del embalse del Porma, con toma en Candanedo de Boñar, y un caudal previsto para 1.275 litros por segundo, cuyo tratamiento se realiza en tres fases autónomas y aseguran un cupo diario de 400 litros por habitante y día hasta un tope de 360.000 habitantes.