Diario de León

Luis Artigue EL AULLIDO

Morir de viento

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León

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HAMLET enamorado de la primera que pasa, o un sueño blanco que soñó Rimbaud, o viejos amigos consumidos como fósforos mientras rueda la vida, o ese último libro de poemas publicado por la Editorial Leteo: "Morir de viento", de Jorge Pascual. Tienen estos versos una sinceridad fresca y en desuso, una sensibilidad silvestre que escasea entre el común de los mortales y, por eso entre otras cosas, acabo de leer estos poemas como quien se acerca no a lo minoritario sino a lo prohibido. Amistad, tristeza valiosa, utopía a buen recaudo y algo de rebeldía vital y lingüística, la de quien nos recuerda que buscar un lugar en el mundo es morirse muchas veces de viento, crecer y matar al que fuimos pero llevar a cuestas su cadáver. Jorge Pascual escribe y hace recuento de si mismo y de mí, y de ti; se explica y nos explica, mira el mundo y nos lo muestra, se emociona y nos contagia. Hay quien entiende la práctica de la poesía como un alarde o una competición, quien se aferra con ella a su complejo de Meter Pan, quien la despilfarra, quien se siente por escribirla en el gueto de los puros o utiliza los versos como pretexto para la bohemia y la neurosis -que suelen ser lo mismo- pero también se encuentran entre nosotros los poetas, esos que saben mirar la existencia con implicación y riesgo, que se adentran en la ética, que sufren y lo saben, que sueñan y lo cuentan. La poesía es para ellos un cristal de empatía a través del cual nada se ve mejor, pero todo se observa de manera más profunda. No más lejos, más hondo. Este libro de Jorge Pascual también podría definirse de este modo, como una forma de ser bueno: toda una sobredosis de humanidad. Por eso se me ocurre, tras haberlo leído y consumado, tras haber sido curado por la farmacopea de estos versos mientras, que ahora que estamos viviendo la resaca de una batalla electoral en la que nuestros políticos se han enfrentado unos con otros usando armas de destrucción más IVA, ahora que todo el mundo hablaba aquí de la importancia del voto joven, del drama del exilio juvenil en León y todo eso, si los representantes electos realmente quieren saber qué es actualmente ser joven, mudar la piel, querer aprender a volar, tratar de resucitar tras morirse de viento, bien pudieran acercarse el lunes a la presentación en la Feria del Libro y comprar este poemario, y leerlo despacio, y entenderlo o por lo menos comprenderlo. Tal ejercicio podría convertirse quizá en una vacuna contra la demagogia. "Guíame del todo hasta que nazca/ porque res mejor que el principio..." escribe este poeta con humildad delicada y amor, hablando de si mismo sin engañarse, hablando de todos nosotros y tendiendo puentes. Hermoso ámbito de encuentro la poesía, prodigio de la comunicación los versos, elogio de la mirada no contaminada es este libro inaugural que se lee con la emoción de lo iniciático, de lo futuro, de lo que lleva consigo la profecía de lo bueno que vendrá. La especial percepción de este autor hace de su libro una caja de resonancias: "No miro a la gente/ que camina por la calle,/ sólo escucho sus pasos, esos pasos lentos/ que suavizan las calles.../ Sólo escucho el asfalto/ y veo caer sus ventanas al lado de la mía". A veces, en el devenir de la gente, pasan cosas maravillosamente inútiles como la poesía, y entonces la vida se llena de vida. A veces, en el acontecer de la gente, no hay ni una pizca de poesía y queda sólo espacio para la impresión de no estar viviendo, de no haber vivido. Hay poetas que escriben y poetas que no pero, tan rodeados como estamos de prohibiciones y manipulaciones sutiles, bueno es decir que los seres verdaderamente libres son, en mayor medida, los que leen poesía. Recomendar, pues, un libro de poemas es promover la insumisión, la libertad, los sueños y las emociones. Es tratar de infundir criterio e inteligencia o apostar por la parte intuitiva, espiritual, y rotundamente ética que hay en todos nosotros. Es querer mejorar el mundo desde la raíz, gritar "nunca más", discrepar, alumbrar, destellos, revueltas, revolución pacífica, belleza, serenidad, disturbios morales, protestas, te quieros... Pura dinamita.

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