Lo que nos queda de la muralla

Casi dos milenios después de su primitiva factura, la muralla leonesa luce los jirones de sus lienzos intermitentes, y se inicia tímidamente la recuperación de algunos espacios sangrantemente invadidos por esperpénticos tendejones y casuchas adosadas a los espacios libres entre cubos. Los derechos adquiridos y las considerables sumas que se derivan de una expropiación forzosa de esos espacios dificultan, o más bien impiden, la liberación de ese molesto enquistamiento que ahoga nuestras piedras. No obstante, y con cierta reiteración, se nos viene informando de la posible recuperación de un sustancioso tramo, oculto hoy por el cierre que une la muralla con las primeras casas de la Era del Moro, que debería salir, en forma de paseo circundante, a la calle de Ramón y Cajal por las inmediaciones del antiguo «Molino Sidrón». A este proyecto se ha unido recientemente el de abrir otra entrada desde una de las casas de la calle de la Rúa, para poder contemplar también buena parte de un lienzo que lleva oculto desde tiempos inmemoriales.