Diario de León
Publicado por
Antonio Núñez
León

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Ayer poco antes del mediodía llegó el cambio al Ayuntamiento de León: los concejales del PSOE comenzaron a subir los bártulos a la planta sexta y los del PP a bajarlos a la quinta. La única concejala socialista que repite, Natalia Rodríguez Picayo, era la encargada de dirigir la operación.. «Id cogiendo las cosas y que cada uno ocupe su sitio», decía con mucha seguridad cuando un servidor se cruzó con la caravana en la escalera ante la indiferencia de los ordenanzas, que presumen de apolíticos pero no de eventuales. Uno de los aspectos más destacables en este sentido era que en las plantas quinta y sexta del Ayuntamiento no había nadie ayer pidiendo audiencia ni tal o cual favor urbanístico o de colocaciones de lo que sea. «Esperemos que mañana se asiente el personal», dijo un conserje con displicencia. A las doce en punto, chaqueta azul sin corbata, comparecía el nuevo alcalde socialista Francisco Fernández, tan de sport que ni siquiera le acompañaba su socio de gobierno municipal, el leonesista Rodríguez de Francisco, que se quedó en puertas. Sólo ante el peligro Fernández toreó como pudo a los periodistas, ligó dos muletazos sobre los pactos por el empleo y la vivienda en plan figura de salón (tendido de la planta sexta, ya se dijo), y para lo demás, o sea a Caja España, se remitió a su apoderado, el secretario regional de los socialistas, señor Villalba. Don Tancredo no lo hubiera hecho mejor. Y ahora vayamos al grano. Han tenido que hacer hueco en los pactos, PSOE y UPL, para atender nuevos chollos con vistas al personal, por otro nombre servicios. Eramos pocos y parió la abuela. Resumásmolo así porque son un total de 24 cargos para 15 concejales que gobiernan: conejal medioambiental y de la basura, De Francisco (UPL), concejal de obras pendientes por el moro, Chamorro, como su propio nombre indica (UPL), concejala de la mujer, Teresa Gutiérrez, una lástima, según la otra mitad de la población, que somos muy machos, y a mucha honra, y así sucesivamente hasta llegar a Humildad Rodríguez, también del PSOE, que está de concejala de nuevas tecnologías tras descubrir en una tesis doctoral a finales de los setenta que el bocio endémico en los Ancares se debía a la falta de yodo por no comer pescado. No iba a ser por el bacalao de los pactos de ahora.

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