La Feria de la Tapa Leonesa se inauguró a las ocho de la tarde y estará abierta hasta el próximo 29 de junio
De México a León, en diez pasos
Papalaguinda, plato a plato, propone un recorrido gastronómico por todo el mundo
Todo México puede caber en el cuello de una botella. Para encontrarlo, sólo hay que desplazarse a ese barrio de 86 casas de plástico que ayer, a las ocho de la tarde, abrió sus puertas en el paseo de Papalaguinda. No es nada nuevo. Todos los años, por estas fiestas, los paladares tienen una cita con la Feria de la Tapa, que una vez más no será sólo leonesa. Ahí radica su encanto. Transportar a alguien a cualquier lugar o momento del pasado, antes era sólo menester de perfumes y canciones. Pero ahora también lo es del paladar. Y éste, en Papalaguinda, tendrá mucho trabajo los próximos catorce días. En un 90% de las improvisadas, no por ello descuidadas, cocinas de calle se prepararan platos típicos leoneses. Es el turno de morcillas, embutidos, cecinas y vinos de estas tierras. Todo en raciones y menús que, como media, oscilarán entre los seis y los diez euros. El mismo dinero que costará un viaje gastronómico por el noroeste español o, incluso, por Latinoamerica. Todo ello en apenas diez pasos. En apenas cuatro casetas. La cocina vasca, por primera vez, se servirá en las mesas del Paseo. Bacalao al pipil, almejas con Txamgurro son algunos de los platos que se ofertarán en la barra del Marmitaco. Casi al lado, un fogón gallego calentará y preparará productos venidos de la provincia verde. Pulpos, lacón, chorizo criollo, pimientos de padrón, nécoras, mejillones y pinchos de empanadas forman parte de la carta. Para combatir el calor sofocante de las tardes, su camarero recomienda tres vinos. Todos gallegos: Ribeiros, Alvariños y Mencías. La bebida tratará de ser exótica. Ganan por goleada los sabores cubanos. Sólo hay que buscarlos siguiendo el rastro que, por los altavoces, marcan las músicas. Y es que la apuesta de muchas carpas serán los mojitos, los daikiris a tirmo de salsa. No faltará el sabor que le pongan al ron los cubanos residentes en León, una de las casetas que más éxito de público ha tenido en los últimos años. La sidra tampoco ha faltado este año. Repartida en múltiples escenarios, ayer numerosas personas escanciaban las primeras botellas de estas fiestas. No serán las últimas. Las raíces comunes entre asturianos y leoneses se reparten en varias carpas. Fabadas, callos a la asturiana y queso de cabrales son algunos de los platos que se servirán en Papalaguinda. También desde aquí se podrá viajar a Alemania. Cerveza bávara y salchichas Gambrimus para lo que quieran hacer de su estómago un experto internacional, pero sin moverse de León. Novedades aparte, como son la caseta de información instalada casi bajo el dedo de la estatuta de Guzman el Bueno o una megafonía que cante los menús de cada día, la feria de la Tapa colgará el cartel de lleno estas fiestas. Se calcula que hay aforo para más de 2.700 sillas y mesas. De pie el número se escapa de las cuentas. Sólo la experiencia de otros años asegura que por Papalaguinda pasarán casi todos los leoneses. Y también los curiosos. Y aquellos que quieran descubrir México en el gusto de una Coronita.